Redaccion | Octubre 06, 2015
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El científico ruso, Anatoli Brouchkov, afirma haber encontrado el secreto de la inmortalidad. Y, va mucho más allá, dice haber adquirido unas habilidades de tipo sobrehumanas desde que se administró, a sí mismo, una dosis de bacterias con una antigüedad de 3,5 millones de años.
Los organismos microscópicos que se inyectó, se descubrieron en el interior del permafrost siberiano, y sus vidas tuvieron inicio un millón de años antes de que los seres humanos primigenios evolucionaran.
Brouchkov, director del Departamento de Geocriología de la Universidad de Moscú, procedió a inocularse con la bacteria hace dos años y afirma que desde entonces no ha vuelto a tener resfriados y ha sido capaz de trabajar durante periodos más prolongados de tiempo, de forma más ardua, y sin cansarse.
La bacteria, llamada Bacillus F, que se ha mantenido viva en el permafrost siberiano durante millones de años, fue descubierta por Brouchkov, en 2009, quien afirma que trazas de la misma se pueden hallar en el agua de grifo de Siberia. Algo que bien podría explicar la enorme longevidad de las personas de esa región.
Brouchkov dijo que: “El permafrost se está descongelando, y supongo que la bacteria se pudo trasladadar al medio ambiente, al agua. Razón por la que la población local, la gente de Yakut, de hecho, han estado absorbiendo estas células durante muy largo tiempo. Y, sorprendentemente, parecen vivir más que los pobladores de otras regiones. Así que estaba seguro que no existía ningún peligro para mi persona”.
“Después de realizar toda una serie de exitosas experiencias con ratones y moscas de la fruta, pensé que sería bastante interesante el llevar a cabo una prueba con el cultivo bacteriano inactivado en el organismo de un ser humano”, indicó.
Las expectativas son tan esperanzadoras, que un nutrido grupo de científicos cree que la capacidad de la bacteria para regenerar sus propias células, podría ser la clave para una larga serie de milagrosas curaciones e, incluso, para vencer la muerte.
“Si podemos encontrar el mecanismo por el cual estas bacterias se mantienen con vida, probablemente podríamos hallar una herramienta de arranque para la prolongación de nuestras propias existencias”, afirmó.
“Todavía no sabemos cómo ha funcionado la experiencia, exactamente. Tal vez, sí se hayan producido algunos efectos secundarios. Pero, aún tenemos que diseñar el equipo médico especial para detectarlos”, apuntó.
“Es obvio, que tales experimentos deben llevarse a cabo en un centro clínico, con el equipo médico adecuado y recopilando las estadísticas obtenidas. Entonces podríamos hablar con claridad acerca de todos sus efectos”, agregó.
Los científicos ya han realizado experimentaciones con la bacteria en animales, con unos resultados sorprendentes que demuestran, por ejemplo, sus milagrosas propiedades en el aumento de la fertilidad.
En una de las pruebas, ejemplares hembras de ratones fueron inyectados con el Bacillus F a fin de concebir nuevas crías, luego de que sus procesos vitales de reproducción habían sido anulados.
En otra de las experiencias llevadas a cabo por los científicos, las bacterias aparentemente ayudaron a un grupo de plantas enfermas a sanarse a si mismas.
El epidemiólogo, Viktor Chernyavsky, calificó el descubrimiento de las bacterias como una “sensación científica”, y agregó que podría constituir el “elixir de la vida”.
“Las bacterias proporcionan sustancias biológicamente activas durante toda su vida, que activan el sistema inmunológico de los animales sometidos a experimentación”, señaló.
La bacteria fue descubierta en un sitio conocido como Mammoth Mountain, en el antiguo permafrost de Siberia, además de haberse hallado también en el cerebro del cadáver de un mamut lanudo conservado en el hielo durante miles de años.
Los científicos afirmaron, así mismo, que una tercera cepa de bacterias antiguas, es capaz de eliminar las moléculas de celulosa.
“Queremos llegar a entender los mecanismos de protección del genoma, el funcionamiento de los genes”, señaló Brouchkov.
“La pregunta clave es qué provee de tal vitalidad a esta bacteria, pero es tan complicado como saber cuales son los genes responsables del cáncer en el ser humano, a fin de curar la penosa enfermedad”, afirmó.
Y agregó: “Yo diría que existen bacterias inmortales. Seres inmortales, que nunca llegan a morir. Para ser más precisos, que pueden protegerse a si mismos”.
“Las células de estas bacterias son capaces de autoprotegerse. Nuestras células, en cambio, son incapaces de protegerse de los daños”, apuntó.
“Sería estupendo descubrir sus mecanismos de protección contra el envejecimiento, contra los daños y poder utilizarlos para luchar con nuestro propio envejecimiento”, exclamó con entusiasmo.
“Este, ha sido el principal enigma de la humanidad y creo que tenemos que trabajar para resolverlo”, concluyó.
Ahora, tenemos una clave, un antiguo germen, que los científicos han encontrado en un ambiente extremo y antiguo de Siberia.
“Científico ruso se inyecta a si mismo una bacteria de la “inmortalidad” de 3,5 millones de años de antigüedad”