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NOTICIAS | HISTORIA
La más famosa y mejor conservada es la de Hellenikon, que se encuentra a unos 6 Km. al suroeste de Argos
La más famosa y mejor conservada es la de Hellenikon, que se encuentra a unos 6 Km. al suroeste de Argos

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Las pirámides de Egipto, así como las de América, son archíconocidas. Pero, pocos saben, que también existe una serie de pirámides en Grecia. La más famosa, y que mejor conservada está, es la de Hellenikon, que se encuentra a unos 6 Km. al suroeste de Argos, en la Península del Peloponeso.

En abril del año 2005, un equipo de arqueólogos inició las excavaciones a fin de localizar una antigua pirámide oculta bajo una colina de la aldea de Visoko, en Bosnia.

El jefe del equipo, Semir Osmanagic, aseguró con rotundidad tener once pruebas fiables de que la montaña de Visocica es, de hecho, una gigantesca pirámide de piedra. Eso sí, muy bien camuflada.

Según Osmanagic, se podría tratar de la primera pirámide en Europa. Si sus conocimientos arqueológicos están a la misma altura que sus conocimientos históricos, este asunto promete darle unos cuantos disgustos, ya que estaría ignorando la presencia de pirámides muy antiguas en Francia (como la de Fallicon o la existente en la zona de La Penne-sur-Huveaune) y en España (las de Güímar en Tenerife). Además, de otras, en lugares, tan distantes entre sí, como Cerdeña, Ucrania o Sicilia.

La realidad es que, aparte de las 114 pirámides censadas en Egipto, de las decenas que hay repartidas por toda Mesoamérica y de las que se hallan en toda Asia, existe un grupo de ellas, distribuidas por casi todo el continente europeo, que le estaría creando más de un quebradero de cabeza a los arqueólogos de todo el mundo.

Y, a pesar que los expertos discuten sobre si las pirámides europeas son tan antiguas como las de Egipto, lo cierto es que existe al menos una que sí lo es. Está ubicada en pleno corazón de la antigua Grecia y se trata de una extraordinaria pirámide, en un relativo buen estado de conservación, la ya mencionada, Hellenikon.

La existencia de pirámides en Grecia era desconocida hasta tiempos recientes. Apenas se han llevado a cabo estudios sobre ellas, a excepción de las realizadas sobre las de Hellenikon y Ligourion. Tras una excavación efectuada en 1901 y una breve investigación realizada en 1937 por la Escuela Americana de Arqueología, no se volvieron a realizar más trabajos en estos lugares.

En 1938, un grupo de arqueólogos americanos fechó las estructuras en el período clásico o helenístico temprano, alrededor del siglo IV a.C., basándose en los restos de cerámica que habían sido encontrados. Datarían pues, de la época de Alejandro “el Grande”, conclusión que la comunidad arqueológica aceptó sin más.

Cuando el doctor Ioannis Lyritzis, de la Academia de Atenas, retomó las excavaciones a principios de los años noventa, lo primero que observó fue el gran deterioro en el que estaban sumidas.

En su libro “El misterio de las pirámides griegas”, comenta: “En 1991, al visitar las dos pirámides, comprobamos el grado de abandono. Las estructuras estaban cubiertas por los hierbajos y las cabras pastaban alrededor”.

Señala, también, que muchos de los bloques habían sido retirados de la estructura para utilizarlos como materiales de construcción en casas e iglesias ortodoxas cercanas. Es más, algunos incluso acabaron convertidos en cal. Después de las excavaciones efectuadas por el equipo del Dr. Lyritzis, las autoridades locales despejaron y cercaron la pirámide de Hellenikon, además de adecentar la construcción.

En la actualidad se observa claramente una pirámide truncada de unos diez metros de altura, un tamaño reducido si la comparamos con las de Egipto o Mesoamérica. Su puerta de acceso está orientada al este, con un arco triangular que da acceso a un corto pasillo que obliga al visitante a girar a la derecha y termina en el corazón mismo de la pirámide, consistente en una gran sala central, ahora a cielo raso.

Desde la pirámide se ve el lago de Lerna, en el golfo de la Argólida, conocido por ser la guarida de la mitológica Hidra, una serpiente acuática de múltiples cabezas a la que Hércules dio muerte en el segundo de sus trabajos. Los arqueólogos han confirmado que este lugar sagrado es anterior incluso a la ciudad micénica de Argos. Bajo sus aguas estaría situada la entrada al Inframundo que la Hidra protegía.

En el año 2004 las pirámides de Hellenikon y Ligourion fueron datadas por el método de la termoluminiscencia. Los resultados sólo se pueden catalogar como sorprendentes. Para la pirámide de Hellenikon se obtuvo la fecha del 2720 a.C. y para la de Ligourion la del 2260 a.C., con más menos 150 años de error.

Esto significa que una de las pirámides griegas fue construida antes que las egipcias, puesto que la datación oficial para la pirámide escalonada de Zoser es el 2620 a.C. y para la de Keops el 2550 a.C. A estos datos hay que añadir ahora los correspondientes a Ucrania, donde los arqueólogos desenterraron a mediados del 2006 los restos de una antigua estructura piramidal escalonada cerca de la ciudad oriental de Lugansk, cuya antigüedad supera también a las de Egipto.

Construida a principios de la Edad de Bronce por un pueblo que veneraba al dios sol, se trata del primer monumento piramidal de una época tan remota hallado en Europa oriental. Pero, volvamos al motivo de este trabajo: las pirámides griegas. Diversos investigadores trataron de descubrir quiénes construyeron la pirámide de Hellenikon. Por supuesto, no existe una certeza absoluta, pero basándonos en la fecha de datación, probablemente tendríamos que referirnos a los Pelasgos.

Recordemos que hacia el 2600 a.C. comenzó en Grecia la Edad de Bronce, época en la que las poblaciones neolíticas fueron aniquiladas por los Pelasgos, pueblo que aportó un progreso técnico desconocido hasta entonces. Éstos comenzaron a utilizar la carreta e instauraron la técnica del trabajo en bronce y el arte cerámico de gran refinamiento.

También desarrollaron el comercio marítimo y construyeron nuevas ciudades como Lerna. Sus ruinas, halladas en las costas del golfo de Nauplia, se encuentran muy cerca de la pirámide de Hellenikon. En esa misma época la civilización cretense se encontraba también en pleno florecimiento y se sabe que llegaron a levantar al menos dos pirámides.

A falta de más datos se ha barajado la posibilidad de que la pirámide de Hellenikon fuese un importante centro religioso con una muy clara finalidad astronómica, pues su orientación está estrechamente relacionada con los cuatro puntos cardinales. El historiador y geógrafo griego Pausanias, que vivió en el siglo II d.C., escribió sobre esta construcción en su obra “Hellados Periegesis” (Descripción de Grecia). En ésta ofrece detalladas descripciones sobre diferentes monumentos griegos que tuvo la oportunidad de contemplar y las leyendas asociadas a los mismos.

Cuando visitó Hellenikon, los aldeanos le contaron que bajo sus piedras se hallaban enterrados antiguos guerreros, aunque hasta el momento no se han encontrado restos humanos que confirmen esta tradición oral ni en la pirámide ni en sus alrededores. Algunos arqueólogos se inclinan por la posibilidad de que fuera un cenotafio en recuerdo de la primera batalla fratricida que tuvo lugar hace unos 4.000 años. Otros defienden una hipótesis mucho más prosaica. Ni templo ritual, ni observatorio astronómico, ni tumba, sino colectores de agua que luego era recogida en vasijas.

Sea como fuere, nos encontramos ante una pirámide europea, más antigua que cualquier otra conocida, hasta que se demuestre lo contrario, que desafía la cronología de los historiadores y de la que apenas sabemos nada. Esperemos que el interés que puedan suscitar las pirámides a los turistas que visitan Grecia obliguen a las autoridades a realizar nuevas investigaciones.

En total, en toda Grecia se han descubierto los emplazamientos de 16 pirámides, según los datos aportados por Ioannis Lyritzis. Muchas de ellas fueron descritas por viajeros del siglo XIX. Entre ellas se encontrarían las tres pirámides ubicadas en la zona de Epidauro: la de Ligourion, datada en el 2260 a.C. y cuya base sería de unos 14 metros; la de Dalamanara y la de Kampias Nea.

De ninguna de ellas queda rastro alguno porque sus bloques fueron utilizados para construir iglesias próximas. Otras pirámides serían la de Sikion, en Argos, y la de Amfion, en Tebas. En la zona de Laconia, también conocida como Lacedemonia, se encontraban dos pirámides más junto al monte del mismo nombre: las de Viglafion y Taygeto.

En la región de Chania, en la isla de Creta, destaca una pirámide cónica de 8,5 metros de altura y una circunferencia de 29 metros, con una cámara en su interior. Según diversas fuentes también existió otra pirámide en Heraclion, la capital cretense.

El método de la termoluminiscencia se basa en la radioactividad absorbida por un mineral y emitida como luz cuando la muestra se calienta a 5.000 grados centígrados. La intensidad de esta luz emitida es proporcional a la radiación que recibió y el tiempo transcurrido desde la última vez que se calentó ese material. Con este proceso es posible la datación de bloques de piedra caliza con una alta concentración de cristales y de fragmentos de cerámica, que se encuentran en casi todos los restos de antiguas culturas.

No hace falta ser un entendido en arqueología o historia para percatarse de que Tirinto era una ciudad hecha para la guerra, dotada de una poderosa estructura defensiva. A unos 5 Km. de Nauplión, en la carretera de Argos, nos encontramos con este recinto fortificado, de doble muralla, compuesto por bloques de hasta 13 toneladas cada uno. Se construyó hacia el año 1600 a.C., aunque los restos más antiguos son de 400 años antes. Por lo tanto, muy posteriores a la pirámide de Hellenikon.

Las estructuras arquitectónicas más conocidas de la ciudad son las casamatas, una especie de galerías subterráneas con función defensiva. Los bloques están ensamblados sin argamasa y sus muros tienen un espesor de entre 7 y 10 metros, aunque en ciertos tramos alcanzan los 17. En palabras del historiador Pausanias, Tirinto estaba hecha “de enormes bloques sin tallar que ni siquiera dos mulas lograrían mover”.

La leyenda achaca a los cíclopes la construcción de las ciudades de Tirinto y Nemea. Fue el rey de la primera, primo de Hércules, que le encomendó una serie de trabajos. Doce a saber. Uno de ellos fue, precisamente, vencer al león de Nemea.

Actualizado el 05 de agosto de 2016
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