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Ochenta aviones enemigos fueron abatidos por la pericia de este legendario piloto, héroe de la Fuerza Aérea Alemana y respetado y temido por igual por sus enemigos, antes de ser batido la mañana del 21 de abril de 1918 cerca del río Somme, en el norte de Francia.
Sin embargo, la historia de hoy no está basada en la habilidad de este piloto, sino en un extraño episodio relatado por Nigel Watson, un investigador del fenómeno OVNI que logró quebrar el silencio de uno de los compañeros del Barón Rojo, el también piloto alemán Peter Waitzrick.
En su libro, titulado “Ovnis de la Primera Guerra Mundial”, Watson nos dice como Waitzrick esperaría hasta 1999, con 105 años de edad, para relatar una historia poco menos que insólita referida a un encuentro épico en los cielos, entre el Barón Rojo y un aparato que no era de este mundo.
En la primavera de 1917, el Barón Rojo se hallaba en una misión de rutina en compañía de Waitzrick, en los cielos de Bélgica. Era de madrugada y volaban sobre una zona en conflicto, cuando súbitamente apareció ante ellos lo que este último describió como un artefacto plateado, cubierto por cientos de luces intermitentes de color naranja.
Consciente de que se trataba de una extraña aeronave, desconocida para él, Freiherr se fue acercando hasta el insólito objeto, que permanecía inmóvil, hasta lograr tenerlo a tiro. El Barón Rojo, dada la enorme incertidumbre del momento, en medio de una batalla, no dudó en ametrallarlo.
Waitzrick recordó que estaban aterrorizados porque nunca habían visto algo así antes, para pasar a contar que: “el barón abrió fuego desde su triplano y lo bajó como una roca, rompiendo las ramas de los árboles y estrellándose en el bosque”.
El compañero del héroe alemán afirmó que vio claramente cómo, tras chocar contra el suelo, dos tripulantes salían inmediatamente de aquel objeto e iban a internarse en la espesura.
En un principio, pensaron que eran aparatos estadounidenses, pero pasado los años se fueron convenciendo de que se trataba de algo sin duda mucho más misterioso.
“No tengo dudas que el Barón derribó algún tipo de nave espacial venida de otro planeta y que, aquellos pequeños individuos, podrían ser extraterrestres”, dijo Waitzrick en el libro.
Si bien es cierto que todo puede ser posible, otros investigadores han puesto en duda la historia señalando, por ejemplo, que aquellos admirables triplanos no serían puestos en servicio sino hasta agosto de 1917, varios meses después de este encuentro.
Si bien, el detalle puede ser una pequeña confusión de la memoria, ¿cuál podría ser el interés de un héroe de guerra en distorsionar un evento de esta naturaleza.
Y, por otro lado, en medio de tanta barbarie y crueldad, fueron muchos los civiles y soldados que informaron acerca de unos extraños fenómenos, de tipo paranormal, que los historiadores y expertos han tratado de explicar con el paso del tiempo.
Episodios que aún hoy, luego de más de un siglo de historia, siguen sin recibir explicación alguna. Dejando una puerta abierta a la incertidumbre, que tal vez jamás pueda cerrarse.