Redaccion | Agosto 25, 2015
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“La NASA acaba de ser pillada en una enorme mentira. ¡Y las cosas se están poniendo más serias que nunca! Si alguna vez hubo un momento para postrarnos, al igual que hizo el rey David, y mostrar nuestra humildad total ante Dios, ¡es ahora!”, exhortaba días atrás, Lyn Leahz, autora de la trilogía profética “Eternal Soul Series”.
“Permítanme comenzar mostrándoles todas las mentiras que ha esparcido la NASA, en referencia a las noticias que voy a compartir con ustedes”, comenta la escritora al inicio de un artículo por demás desesperanzador.
“Luego, tras conocer esas mentiras por ustedes mismos, les mostraré como nos dirigimos hacia un acontecimiento tan destructivo y tan “fuera de este mundo”, literalmente, ¡que no podemos siquiera imaginar!”, continua.
“Algo sorprendente fue descubierto... Yo misma, ¡no podía creerlo cuando lo supe!”, apunta.
“Google Sky ha descubierto un área en el espacio que fue censurada de forma previa. Deliberadamente. En la misma, se podía apreciar un extraño astro, que muchos piensan se podría tratar del mítico Planeta X, también conocido como Nibiru”, explica.
“Y que, según una serie de estudios hechos en profundidad, ¡se hallaría en supuesto curso de colisión contra la tierra!”, afirma contundentemente.
“La NASA, como podremos ver más adelante, nos ha estado engañando de forma descarada. Pero, ¿podrían también estar mintiéndonos acerca de otros acontecimientos que causarían la alarma de la gente? La respuesta es: ¡Sí!”, sostiene la autora.
Según Leahz, la economía global se derrumbará este septiembre, tras el final del Shemitá. Poco después, el cometa aparecerá con su gran cola de fuego. “El evento que dará inicio a la tribulación”, afirma la autora.
¿Significa eso que la tribulación comenzará de inmediato? “No”, indica Leahz. “Pasará un período de varios meses antes de que esto suceda. Probablemente, en algún momento de marzo de 2016, cuando el anticristo se dé a conocer al mundo”.
¿Tendrá razón la escritora Lyn Leahz? O, simplemente es una “mujer engañada”, como sugieren algunos sectores bastante críticos con su mensaje.
De momento, tras los acontecimientos vividos en China los últimos días, el derrumbe de la economía parece estar a la vuelta de la esquina. ¿Coincidencia?
Vamos a darle un vistazo a un artículo publicado en el sitio web de la NASA hace poco más de un año, el 7 de marzo de 2014 (ver información):
“Después de cotejar cientos de millones de objetos a través de nuestro cielo, el Explorador Infrarrojo de Campo Amplio de la NASA (WISE) no ha podido obtener ninguna evidencia que compruebe la existencia del hipotético cuerpo celeste de nuestro sistema solar, comúnmente llamado Planeta X”.
Tal afirmación fue lanzada, luego de que sus propios investigadores hubieran teorizado, previamente, acerca de la existencia de ese gran, pero invisible cuerpo celeste. Del que se sospecha, pueda estar en algún lugar más allá de la órbita de Plutón.
En el mismo orden de ideas, un reciente estudio, que involucró un examen minucioso de los datos del WISE, que realiza una exploración total del cielo mediante luz infrarroja, arrojó que ningún objeto del tamaño de Saturno, o más grande que éste, se halla dentro de un área comprendida en un radio de hasta 10.000 unidades astronómicas (UA), y que no existe ningún objeto más grande que Júpiter, en un radio de 26.000 au. Una unidad astronómica equivale a 93 millones de millas, la distancia que existe entre nuestro planeta y el Sol. Así, la Tierra estaría a 1 au, y Plutón alrededor de 40 au, del sol.
¿Por qué la NASA se empecina en desdecir a sus científicos? ¿Por qué pone tanto empeño en negar lo ya dicho?
El 07 de junio de 2014, el sitio web “Intellihub” publicaba la siguiente información:
“En noviembre de 1983, el telescopio infrarrojo IRAS de la NASA descubrió una estrella masiva, increíblemente enorme, que ardía muy lentamente. Un gran objeto, que se dirige directamente hacia nuestro sistema solar, desde la región de Orión”, declaró el doctor Jaysen Rand, investigador y autor del libro “El retorno del Planeta X”, al inicio de una entrevista histórica, demostrando cuan conocida era esa noticia en esos días.
Además de “Planeta X”, este enigmático cuerpo ha recibido otras denominaciones a través de la historia, entre ellas “Némesis”, “Tyche” y “Nibiru”.
Sin embargo, como un reloj suizo, 24 horas más tarde los medios de comunicación de los Estados Unidos guardaban un completo silencio sobre el asunto. Tampoco se escucharon comentarios cuando una serie de protocolos de seguridad nacional se implementaron en los más altos niveles del gobierno y los medios de comunicación.
A partir de entonces, el apagón informativo en torno a este asunto ha sido casi absoluto.
“El público no nombró al Planeta X, el gobierno lo hizo… Y esa es la primera regla de Planet X 101”, recuerda Rand apasionadamente al ser consultado sobre el hecho.
Luego, hace mención a un par de artículos, de las revistas “US News” y “World Report”, publicados en 1984, que revelaban una nueva pista hallada por la NASA. “Hablaban de una estrella enana marrón”, cuenta Rand.
Zecharia Sitchin, autor e investigador de renombre, declaró en su día que el Planeta X se desplaza por el espacio, en una órbita altamente elíptica, acercándose a la tierra desde el sur, en un plano angular, antes de circundar el sol y volver escapar de nuestro sistema solar, cada 3600 años.
Otros especialistas sostienen, que dicha estrella enana marrón, sólo puede ser vista muy baja en el horizonte, desde determinadas zonas geográficas del hemisferio sur. Algo, que desde el principio, ha hecho muy difícil la localización del supuesto planeta para la mayoría de la población mundial.
También existe un hecho ciertamente curioso en relación con su nombre: “Nibiru”. En una entrada de Wikipedia sobre Zecharia Sitchin, se puede leer:
“De acuerdo a la interpretación de la iconografía mesopotámica y toda su simbología, Sitchin indica en su libro de 1976, “El Planeta 12 y sus secuelas”, que existe un planeta sin descubrir, más allá de Neptuno, que sigue una órbita elíptica muy larga, alcanzando el sistema solar interior aproximadamente cada 3.600 años. Este planeta se llama Nibiru.
Según Sitchin, Nibiru (cuyo nombre fue sustituido por Marduk en las leyendas originales por el gobernante babilónico del mismo nombre, en un intento de cooptar al proceso de la Creación, dando lugar a cierta confusión entre los lectores) chocó catastróficamente con Tiamat (una diosa del Enûma Eliš, el mito babilónico de la creación), que él considera como otro planeta, una vez situado entre Marte y Júpiter.
De esta enorme colisión, supuestamente surgirían los cometas, el cinturón de asteroides y el planeta Tierra. Sitchin afirma que, al ser golpeado por una de las lunas del planeta Nibiru, Tiamat se partió en dos. Y, que luego, en una segunda pasada, el propio Nibiru habría impactado de lleno contra uno de los fragmentos rotos, convirtiendo esa mitad del planeta Tiamat en el cinturón de asteroides, mientras que la otra mitad, golpeada nuevamente por una de las lunas de Nibiru, fue empujada a una nueva órbita, convirtiéndose en el planeta que hoy conocemos como: Tierra”.
¿Podría todo esto tener relación con los crecientes cambios en el clima, las estaciones, las mareas, la actividad volcánica, la actividad tectónica e, incluso, el adelanto de la temporada de huracanes?
Como podemos conocer al principio del video que acompaña esta nota, los astros que se aproximan a la atmósfera de nuestro planeta están causando cambios significativos en la actividad magnética del mismo.
Hace muchos años ya que los gobiernos son conscientes de que un cuerpo celeste se aproxima a la Tierra. Así como del ciclo de destrucción que se produce cada 3.600 años, claramente discutido en los antiguos sellos cilíndricos sumerios y otros documentos de la antigüedad.
Un artículo en la página A1 del Washington Post, del 30 de diciembre de 1983, afirmaba:
“Un cuerpo celeste, probablemente tan grande como el gigantesco planeta Júpiter y, supuestamente, tan parecido a la Tierra como para sugerirnos que forma parte de nuestro sistema solar, ha sido descubierto en dirección a la constelación de Orión, por uno de los telescopios instalados a bordo del Satélite Astronómico Infrarrojo estadounidense (IRAS). Tan misterioso es ese objeto, que los astrónomos no saben si se trata de un planeta, un cometa gigante, una “protoestrella” cercana que nunca llegó a estar lo suficientemente activa como para convertirse en una estrella, una galaxia distante tan joven que todavía está en el proceso de formación de su primeras estrellas o una galaxia envuelta en una nube de polvo, tanto, que la luz proyectada por sus estrellas nunca ha conseguido escapar de la misma”.
“Todo lo que puedo decir, es que no sabemos que es”, comentó en una entrevista Gerry Neugebauer, jefe científico del IRAS, del Jet Propulsion Laboratory de California y director del Observatorio de Palomar, del Instituto de Tecnología de California.
Tras lo cual, la NASA se vio obligada a publicar un comunicado, de forma apresurada, desmintiendo la información.
“La NASA no conoce ningún asteroide o cometa que se halle actualmente en curso de colisión con la Tierra. Por lo que la probabilidad de una colisión importante, es realmente muy pequeña”, decía el portavoz de la NASA.
“De hecho, la mejor noticia que podemos darle al mundo, es que ningún objeto de gran tamaño golpeará la Tierra en los próximos cien años”, añadió.
“Durante años, se ha especulado en los círculos de los teóricos de la conspiración y de algunos astrónomos, la razón por la cual Google Sky habría vetado al público en general, el acceso en línea a un área en la que supuestamente podría hallarse el Planeta X”, explica la web, Intellihub.
Pero ahora, sorprendentemente, la masiva franja de Sky Google, censurada previamente, ha sido liberada por sus administradores para el placer visual de sus visitantes.
Se desconoce la razón por la que Google ha decidido dar acceso irrestricto al objeto que fue foco de las teorías de Zecharia Sitchin. En la imagen que acompaña esta nota, captada en 2015, se puede ver claramente un disco alado, tal y como lo había descrito Sitchin en el pasado. Es casi sobrenatural. El mismo, se encontraría actualmente ubicado en la siguiente posición: 5h 42m 21.0s 22° 36 45.7
Gill Broussard, en su canal de Youtube, “Planeta 7X”, y en base a sus propios cálculos, sostiene que Nibiru se acercará a la Tierra el próximo 26 de marzo de 2016 (ver vídeo). Además de afirmar, sobre la base de una profunda investigación, que dicho acontecimiento siempre ha ido acompañado de algún acontecimiento bíblico de gran trascendencia. Algo que también sostienen otros investigadores, como Paul Begley (ver vídeo).
A continuación, hacemos un pequeño resumen de lo que Broussard afirma en la sección “Acerca de”, de su canal de YouTube:
“¿Es real el Planeta-X y se trata de un acontecimiento bíblico?
Mi principal objetivo es el de informar a los espectadores acerca de los nuevos descubrimientos en el campo de la astronomía bíblica y cómo las posibles anomalías resultantes se correlacionan con los registros hallados en la Biblia. Tres años de investigaciones, realizadas con modelos astronómicos de cada evento, generados informaticamente, arrojaron que los mismos tienen una superposición de repetición, en un grado y profundidad tales, que se hallan más allá de las expectativas inicialmente planteadas”.
El resumen de eventos mostrados por Planet-7X, incluyen una porción representativa de la información recogida, así como cuadros, gráficos y otros datos que apoyan la existencia de un “planeta misterioso”, al que llaman Planet-7X (7 veces el diámetro de la Tierra). Además de una serie de evidencias que parecen indicar, sin lugar a dudas, que el fin de los tiempos ha llegado.
“No pretendemos tener todas las respuestas, pero la considerable investigación que he realizado es exacta, en la medida de mi capacidad de correlacionar los datos”, apunta Broussard. Y agrega: “Mis hallazgos e investigaciones están abiertas y disponibles para una revisión externa”.
“Algo está llegando. No sé qué es. Pero debemos estar preparados. Y, la pregunta clave es: ¿Se encamina América hacia una terrible implosión o hacia un gran despertar?”, escribía en su blog el periodista y escritor uruguayo, Joel Rosenberg, hace pocos días.
“Los Estados Unidos se precipita hacia graves problemas, y los acontecimientos de los últimos meses, y lo que puede venir en los próximos meses, me duelen mucho”, afirmó.
Incluso un líder del gobierno norteamericano, integrante de la NASA, habría intensificado recientemente sus demandas, instando a FEMA a tomar las medidas necesarias ante el apocalíptico evento que se aproxima.
“Estamos a las puertas de un período potencialmente catastrófico, de grandes terremotos y erupciones volcánicas en todos los Estados Unidos”, afirmaba en un documento oficial entregado a FEMA, en su propia sede de Washington DC, el presidente de la Space and Science Research Corporation, John Casey.
Y, a partir de ese documento, las informaciones haciendo referencia a la probabilidad de terremotos o erupciones volcánicas catastróficas en las principales regiones sísmicas y volcánicas de los Estados Unidos, se han incrementado de manera significativa.
Creemos que los Estados Unidos, en particular, y el mundo, en general, han entrado en el período más peligroso en cuanto a actividad sísmica y volcánica, en más de doscientos años. De hecho, la tendencia al aumento en el número y la intensidad de los terremotos y volcanes a nivel mundial ya se ha hecho más que patente. Algo que está generando gran preocupación en el campo de la geología.
Y, si eso no fuera suficiente para tenernos a todos temblando, la prestigiosa revista Forbes nos muestra en uno de sus artículos (ver información), como los miembros de las élites globales se preparan para refugiarse bajo tierra, en sus “multimillonarios búnkeres”, en caso de una gran catástrofe. Lugares a los que sólo puede darse el lujo de acceder un grupo muy reducido de personas. Diseñados para soportar cualquier evento calamitoso, desde bombas atómicas hasta tsunamis.
Acaso, ¿saben ellos algo que no le han contado al resto de la población?