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Licenciado en Filosofía, gay y mil millonario, probablemente sea el capitalista de riesgo más exitoso de Silicon Valley
Licenciado en Filosofía, gay y mil millonario, probablemente sea el capitalista de riesgo más exitoso de Silicon Valley

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Que, el celebérrimo “Club Bilderberg”, es una conferencia anual privada a la que asisten líderes de la política, del mundo académico, de las finanzas y de los medios de comunicación de todo el planeta, es algo que sabemos casi todos.

Una agrupación, que siempre ha sido bastante polémica, manteniéndose en el foco de atención permanentemente. Esto, de acuerdo con Global Research, se debe a que el mismo mantiene una influencia de muy largo alcance, tanto en la política del mundo, como en la guerra y la paz, las finanzas y en el control de los recursos del mundo y sus fuentes de dinero.

Alrededor de dos tercios de quienes participan en ella, provienen del viejo continente. El resto, prácticamente de Norteamérica. Una tercera parte, son políticos, funcionarios de gobiernos de distintas naciones que, durante unos pocos días, mantienen conversaciones estratégicas, a puertas cerradas.

En el grupo, están representados los más altos funcionarios de Europa y los Estados Unidos, del Fondo Monetario Internacional, la Comisión Trilateral y el Consejo de Relaciones Exteriores. Así como los grupos bancarios de mayor poder, en estrecha colaboración con miembros del Banco Mundial y de los distintos bancos centrales europeos y la Reserva Federal Norteamericana.

De acuerdo, al conocidísimo libro de Daniel Estulin, “La verdadera historia del Club Bilderberg”, tanto los teóricos de la conspiración, como las personas más escépticas, les acusan de ser algo así como un “Gobierno Mundial” a la sombra, que lucha para arrebatarnos el derecho a dirigir nuestros propios destinos, creando una pseudo realidad por demás preocupante.

Pero, ¿qué sabemos de los hombres que están tras el mismo? Peter Thiel, de acuerdo al diario The Telegraph, es uno de los socios más influyentes de este exclusivo club.

Thiel, ha tenido una carrera bastante interesante. Entre otras titulaciones, es Licenciado en Filosofía y posee un Doctorado en Jurisprudencia por la polémica Universidad de Stanford, tachada de estar controlada por los entes globalistas que dominan el mundo.

En 2002, vendió su sistema bancario virtual PayPal, a la archiconocida eBay, por unos 1.500 millones de dólares, sacando como ganancia una tajada de 55 millones de dólares. La siguiente inversión del elitesco tecnólogo alemán, fue un préstamo de medio millón de dólares, a Mark Zuckerberg, para que éste diera inicio a la red social Facebook, y convertir así su dinero en una participación del 7%, con un valor de un billón y medio de dólares.

Su participación en la vigilancia del “Gran Hermano”, viene dada por ser el cofundador de Palantir Technologies, junto con la CIA, a través de IN-Q-TEL, empresa dedicada al análisis de datos, que proporciona el software que resuelve “problemas técnicos” como “la lucha contra el terrorismo, el juicio a los criminales y la lucha contra el fraude”, y favorecida con un buen número de grandes contratos con el FBI. A pesar que Palantir dice apoyar el software libre, colabora activamente con el gobierno de los EEUU, para facilitarles el espionaje a los usuarios de internet.

Además, ha trabajado como trader de valores para los tecnócratas de Credit Suisse y ha sido inversor de Friendster. Probablemente, sea el capitalista de riesgo con mayor éxito de Silicon Valley.

Intellihub le describe, literalmente, como “un genio que ha permitido que algunas de sus ideas hayan ido a parar a manos equivocadas”.

Lucas Nosek, uno de los cofundadores de la empresa PayPal, le describe como alguien que “tiene una tremenda curiosidad por saber cómo funciona el mundo, y se plantea todas las preguntas filosóficas y morales que ello implica”.

De bajo perfil y carácter discreto, este gay mil millonario, que organizó un grandioso evento en 2010 para recaudar fondos para el grupo conservador gay, GOProud, en su gigantesco y lujoso apartamento de Union Square, tiene un ojo de lince para los movimientos financieros.

Es muy celoso de su intimidad y hace gala de una sensibilidad, digamos que utópica, que no parece haberle funcionado nada mal.

Está en contra de la muerte y ha invertido muchos millones de dólares en lo que él llama “el proyecto inmortalidad”. “Me gustaría vivir más tiempo, y me gustaría ayudar a otras personas a vivir más tiempo”, dijo en una oportunidad. Se ha comprometido con Alcor, la empresa líder en el campo de la criogenia, para ser congelado en el momento de su muerte.

Y, a pesar de predicar que está en favor de pensar “independientemente”, sus vínculos con la elite sionista mundial son de lo más elocuentes.

Pero, el multimillonario Peter Thiel, también se caracteriza por sus inversiones en proyectos innovadores, como si contara con el apoyo de una agencia de inteligencia. Las inversiones de Thiel no deben tomarse a la ligera, aunque parezcan, algunas veces, los disparates de un excéntrico millonario.

Su nuevo plan: “Olvida las empresas startup. La nueva frontera son los países startup”. Esto es, un modelo de innovación para fundar, en vez de nuevas compañías, nuevos países.

Thiel ha donado 1,25 millones al Seastanding Institute, un proyecto de Patri Friedman, hijo de Milton Friedman, uno de los grandes teóricos del sistema económico neoliberal y especie de vaca sagrada de los neocons en los Estados Unidos. La idea consiste en crear naciones soberanas construidas en plataformas sobre aguas internacionales, lejos de las leyes y códigos morales de cualquier país.

El prototipo consta de una estructura móvil de 12.000 toneladas, alimentada con diésel, que albergaría a unos 270 residentes. Esta plataforma, estaría interconectada con otras para formar todo un país acuático, estilo Waterworld-New World Order. “Serían una especie de pequeñas ciudades-estado en un principio, aunque el objetivo es contar con decenas de millones de residentes Seasteading para el año 2050”.

Friedman lanzará las oficinas del proyecto este año, en San Francisco, y el plan es obtener el aval de la ONU, tras siete años de intensas negociaciones.

La ideología detrás de esta utopía libertaria no es ninguna sorpresa: poca o nula regulación del gobierno, nada de beneficios médicos, nada de salarios mínimos y poca o nula restricción en armas. La idea central: ¿“Appletopia”? Una corporación como Apple “puede empezar un país como un negocio. Entre más deseable el país, más valor tienen los bienes raíces”.

Esta “utopía” del capitalismo no es nada nuevo, ya fue imaginada en la distópica novela de Neal Stephenson, “Snowcrash”, en la que las corporaciones se convertían en unas entidades supraestatales que controlaban países enteros, con sus propios gobiernos, leyes, monedas y seguridad. Stephenson imagina ese futuro como una pesadilla; Friedman y Thiel, quizá como el paraíso del sueño corporativo: “la naturaleza vuelta empresa”.

Pero, sin dudas, una de las posiciones más influyentes que ha desempeñado Thiel, es la de haber alcanzado un alto puesto en el Comité de Dirección del Grupo Bilderberg. Dicho Comité, gobierna la agrupación a través de un presidente electo, además de decidir a quiénes extiende las invitaciones para asistir a las reuniones anuales del mismo, basándose en “su experiencia, su conocimiento, su prestigio o su contribución a cualquiera de los puntos a ser tratados en su agenda”.

Ser miembro del Grupo Bilderberg le ha permitido participar en el funcionamiento de distintas campañas políticas, como la campaña a la presidencia del bando del “neo-con”, John McCain, en 2008. Basta con decir, que Thiel fue quien influyó más directamente en la carrera por la presidencia de los Estados Unidos de Ron Paul, para darnos cuenta del control que el Grupo Bilderberg ejerce en la vida política de esa nación.

Thiel, que también es un libertario dedicado y devoto republicano, se posicionó en muchos comités vinculados a Ron Paul, como el Comité de la Campaña Presidencial de Ron Paul 2008, el Comité de Re-Elección de Ron Paul, el apoyo al partido libertario y la candidatura de Paul para el senado en 2010.

Como autoproclamado activista libertario, la influencia política y financiera en el Libertarian party, comienza y termina con Thiel, que fue el mayor colaborador de la campaña de Ron Paul. De hecho, en febrero de este año, Thiel donó 1.7 millones de dólares para el “Edorse Liberty SuperPAC”. Las contribuciones de Thiel representaron el 75% de los 2,3 millones recaudados para el patrocinio de la campaña de su candidato. Además, se registraron otras donaciones de Thiel a dicha organización, por las sumas de 150.000 y 750.000 dólares.

El inversor, también controla el Singularity Institute, como miembro de su junta asesora. Una fundación de investigación que desarrolla estudios sobre el transhumanismo y que busca la “creación de una sociedad con los beneficios de una inteligencia mayor que la del ser humano”. En el Singularity Summit, su conferencia anual, se reúnen científicos, empresarios e inversionistas, para inventar máquinas que “superan la capacidad humana en nuevos campos”, y utiliza los medios más prestigiosos, como Time, NPR, Scientific American, Forbes, Wired y The New York Times, para promover su agenda.

El Singularity Institute echa mano de equipos académicos y de investigación de distintas universidades del mundo y de distintos grupos de reflexión, think-tanks, para “establecer la agenda de este importante proyecto para el futuro de la humanidad y poder descubrir más oportunidades para el desarrollo de futuros progresos”.

Los esfuerzos del Singularity Institute se centran en la búsqueda de mezclar al hombre con la máquina y en el desarrollo de autómatas que puedan llegar a tener conciencia propia y que, preferiblemente, superen al propio ser humano. Este concepto, también se conoce como neo-humanidad y está siendo promovida por agrupaciones think-tanks transhumanistas, como el 2045 Program.

Este programa, espera crear “una nueva visión del desarrollo humano que cumpla con los retos globales que enfrenta la humanidad hoy en día, la posibilidad de realizar una extensión radical de la vida humana por medio de la tecnología cibernética, así como la formación de una nueva cultura asociada a estas tecnologías”.

Encabezada por Dimitry Itskov, el Avatar Project, una ramificación del 2045 Program, alojará cerebros humanos en contenedores sin cuerpo. Se trasplantarán inicialmente en robots, para después, alrededor del año 2045, con el avance de la ingeniería inversa, hacerlo en cuerpos humanos; una “descarga” efectiva de la conciencia humana en un chip de ordenador.

Los globalistas del 2045 Program afirman que la humanidad “tiene la imperiosa necesidad de una nueva estrategia evolutiva”, que se base en un equilibrio entre la complejidad de los avances tecnológicos y la aceleración de los procesos informáticos, para transformar al “primitivo y limitado ser humano” en un “ser altamente auto-organizado”, dotado con una “inteligencia superior a nivel tecnológico”.

“La tecnología puede organizar a la sociedad cabalmente e integrar la unificación de una gran conciencia colectiva en un ser muy superior. Pero, para suprimir el individualismo, es necesario garantizar las provisiones para el consumo; la eliminación del envejecimiento, la enfermedad y la muerte; el control del Crimen y los conflictos, así como de los desastres naturales y las catástrofes”, promulgan.

Una raza de “seres superiores”, a la que quizá Peter Thiel anhela pertenecer, y que es el epítome del comunitarismo y el colectivismo, como una nueva visión globalista de una sociedad que marcha hacia la inmortalidad.

Actualizado el 04 de noviembre de 2015
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