USO DE COOKIES: Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia como usuario. Si continúa navegando, está dando su consentimiento a la utilización de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies. Haga clic en el enlace para una mayor información.

El Club Bilderberg y el problema de Ucrania

Dos puntos se convirtieron en los ejes centrales de la pasada reunión del discreto grupo: la delicada situación en Ucrania y la ineficiente política exterior de Barack Obama

Tiempo de lectura: 3 minutos

La última reunión del celebérrimo Club Bilderberg, ya van 62, una de las estructuras más influyentes y discretas a nivel global, y a la que los periodistas llaman “camarilla global”, tuvo lugar en la bella Copenhague, Dinamarca, entre el 31 de mayo y el 1 de junio pasados.

En su muy escueto comunicado de prensa, la organización declaró que la agenda cubriría un amplio temario, como el futuro de la democracia y de la clase media, la nueva arquitectura internacional del Medio Oriente y el futuro de Europa.

La redacción, vaga y ambigua, ocultó otros temas específicos que también fueron objeto de análisis. Incluyendo, entre otros, la discusión del riesgo de desintegración de Europa, debido al aumento del nacionalismo, y las nuevas perspectivas del programa nuclear iraní, dado el acercamiento entre Rusia, China e Irán; las guerras cibernéticas y su influencia sobre la libertad en la red; la futura legislación sobre la privacidad en Internet y el cambio climático.

Dos puntos, se convirtieron en sus ejes centrales: la conflictiva situación de Ucrania y la política exterior del presidente Obama, considerada por los círculos de mayor influencia del establishment global, como de “muy ineficiente”.

El tono, fue impuesto por el reciente acuerdo gasífero de largo alcance entre Rusia y China. En opinión de los analistas occidentales, el mismo le ha permitido a Rusia el fortalecer muy significativamente su posición en el mundo y, en particular, frente a Ucrania, que pierde así su último argumento: controlar el gasoducto que une a Rusia con sus socios de Europa.

Al mismo tiempo, la alianza estratégica entre China y Rusia ha sido durante mucho tiempo un dolor de cabeza para Occidente, que ha hecho todo lo posible para impedir el acercamiento entre ambos países.

Uno de los participantes en la reunión del Bilderberg en Copenhague, confirmó que Ucrania fue uno de los primeros temas en discutirse durante la reunión de la mañana del 31 de mayo. No se sabe con exactitud quienes participaron en la reunión, pero se pueden sacar ciertas conclusiones a la vista de la lista de las personas invitadas.

Al parecer, la reunión giró sobre la actual estrategia de los Estados Unidos con Ucrania, que es considerada ineficiente, pero sobre la cual no todos estaban seguros del rumbo que esta debería tomar. Estuvieron particularmente dudosos acerca del grado en que sería necesario que Occidente redujera el nivel de la tensión de sus relaciones con Moscú, respecto a la cuestión ucraniana.

Se presume que el Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, y el general de cuatro estrellas norteamericano, Philip Breedlove, comandante de las fuerzas de la OTAN en Europa, también participaron en la discusión sobre Ucrania durante la reunión del Bilderberg.

Varios días antes de esta reunión, después de un encuentro de los Jefes del Estado Mayor de la OTAN, el mismo Breedlove anunció que la alianza no tenía planeado un cambio en el formato de sus relaciones con Rusia, en relación a problemas de seguridad global a consecuencia de la crisis de Ucrania y, sobre todo, con respecto a Afganistán.

Al parecer, no se le ocurrió al general norteamericano discutir si a Rusia le gustaría mantener el formato de sus propias relaciones con la OTAN, en respuesta a sus diferencias respecto de Ucrania. La posición de Rasmussen es menos clara, pero en recientes declaraciones públicas no ha planteado que la confrontación con Rusia será intensificada.

El director del Programa Para Rusia y Eurasia, del Centro Carnegie, Eugene Rumer, quien anteriormente había llamado la atención sobre el hecho que el problema en Ucrania está lejos de ser “el factor ruso”, dijo que el vacío de seguridad creado por las acciones del régimen de Kiev, luego de los acontecimientos de Maidan, estaba presente en la discusión sobre Ucrania.

Además, Rumer cree que los intentos de Kiev por conseguir ayuda militar directa de Estados Unidos, en forma de armamentos, por ejemplo, son contraproducentes ya que Ucrania es por si misma el noveno productor y exportador de armas del mundo y, su problema, no sería la falta de armamento sino la abundancia de este.

Resulta revelador que casi no hubiera representantes invitados de la Unión Europea para tratar el tema de Ucrania en la reunión de Copenhague, con la excepción del Ministro de Relaciones Exteriores de Suecia, Carl Bildt. Según observadores, los europeos dentro de la élite global están siendo gradualmente apartados de la resolución de la cuestión ucraniana.

En general, fue imposible que los temores de los grandes industriales y hombres de negocios, quienes tradicionalmente conforman una proporción significativa de los invitados a las reuniones del Bilderberg, no surgieran durante las discusiones en Copenhague ya que las sanciones iniciadas por el gobierno de Obama contra Rusia están desatando un caos en sus negocios, sin que les aporten ningún beneficio tangible.

Además, los críticos del gobierno de Obama creen que debido a sus acciones en relación a la cuestión de Ucrania, han creado las condiciones para que Beijín y Moscú inicien exitosamente la construcción de relaciones estratégicas de largo plazo que Occidente no puede ver de ninguna manera como no sea una amenaza contra el sistema global de gobernanza, de ahí que la contención del desarrollo de una asociación entre China y Rusia sea prioritaria una vez más.

Después de la reunión del Grupo Bilderberg pareciera que la presión sobre el gobierno de Obama está creciendo en Occidente simultáneamente desde dos puntos: de parte de aquellos que les gustaría que la Casa Blanca redujera la agresividad en la retórica hacia Rusia y de aquellos que son agudamente críticos del presidente norteamericano por su falta de decisión y determinación respecto de Ucrania y que creen que Ucrania debe ser conservada como un territorio para combatir a Rusia de cara al futuro.

Es difícil decir cuál será el balance final de estas fuerzas, pero resulta bastante obvio que la insatisfacción con Washington ha crecido en Occidente, desde la anterior reunión del Grupo Bilderberg. Esta insatisfacción es compartida por líderes europeos, corporaciones transnacionales e incluso por parte de las élite s del gobierno norteamericano.

La ironía de la situación revelada por la crisis ucraniana es que existe el riesgo que la política exterior de Washington utilizada para intimidar a Rusia, se está haciendo realidad aunque de otra forma, contra el mismo Estados Unidos.

Es poco probable que los resultados de las discusiones del Bilderberg se manifiesten de forma notable en un breve plazo de tiempo. Pero, de seguro, comenzarán a sentirse durante el otoño, en todas las áreas importantes de la política mundial, con especial énfasis en China, Rusia y Ucrania.