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NOTICIAS | UFOLOGIA
“A medida que envejezco estoy cada vez más convencido que no estamos solos”, afirma Hawking
Imagen de uno de los “Expedientes OVNI” a los cuales el Ministerio de Defensa español decidió rebajar su nivel de clasificación y ponerlos a disposición del público que demandaba poder consultarlos

España | “El objeto tenía forma de rombo, con cuatro luces blancas a modo de vértices, y una luz central mucho más intensa, emitiendo intermitentemente, cada segundo aproximadamente”, describe la información recogida en el expediente 780720, uno de los documentos clasificados que el Ministerio de Defensa acaba de abrir al público.

Sucedía una madrugada de julio, cuando un soldado en servicio en el aeródromo militar de Agoncillo, en Logroño, daba el aviso de estar percibiendo algo extraño en el firmamento. Tras su llamado, un alférez y un cabo también se convertirían en testigos de aquel avistamiento, logrando observar el objeto no identificado por espacio de unos cinco minutos, desplazándose con dirección este-oeste.

Los tres coincidían en que volaba a una altura de unos mil metros, a baja velocidad y sin ruido. Pero, dos de ellos lo describían con forma de rombo, mientras que el otro lo percibió como un triángulo. Tampoco coincidían en cómo eran las luces. Uno aseguró que tenía cuatro luces en el vértice del rombo, mientras que otro veía sólo tres, una en cada punta del triángulo.

En 1991, este ministerio emprendió un proceso de desclasificación y digitalización de supuestos avistamientos de fenómenos extraños, también conocidos como “Expedientes OVNI”, que perdura hasta hoy.

Hasta la fecha, su consulta tan sólo podía hacerse presencialmente en la sede del Ejército del Aire. Pero ahora, por primera vez, se abre su consulta de forma pública a través de Internet.

Como el informe de Agoncillo, están a la disposición del público otros 80 expedientes, con más de 1.900 páginas de avistamientos de fenómenos extraños, que se pueden consultar en la Biblioteca Virtual de Defensa.

En todos interviene, de un modo u otro, personal o material del Ejército del Aire. Aunque muchos son denuncias de civiles y “episodios de psicosis colectiva”, como se detalla en alguno de los documentos. Cabe resaltar, que en todos los informes se respeta la identidad de los denunciantes de cada caso.

Las ocho decenas de documentos recogen fenómenos ocurridos a lo largo de todo el espacio aéreo español. Desde el primero, observado en 1962 en San Javier, Murcia, hasta el último fechado en 1995 en Morón, Sevilla.

Cada expediente especifica el sitio en el que se observó el inexplicable hecho, la fecha, el resumen de los mismos, las consideraciones, las conclusiones y la propuesta de clasificación o desclasificación del expediente cuando ya se tiene claro que aquel “presunto” OVNI posee una explicación bastante más terrenal.

Algunos son fenómenos vistos en un solo lugar, mientras que otros abarcan varios puntos de la geografía española, como las extrañas luces que se observaron en la zona norte de España, el sur de Francia y el norte de Italia, el 23 de febrero 1971. El expediente, en este caso, adjunta la aparente explicación a aquel fenómeno extraño que tanto inquietó a la población de Barcelona, Huesca, Lérida y Cantabria.

“El avistamiento coincide con el lanzamiento desde el Centre d’Essais de Biscarrosse, en las Landas francesas, de un cohete “Tibére” destinado al estudio de las perturbaciones de las comunicaciones radioeléctricas”, aclara.

En otros, el supuesto OVNI no pasa de ser sino la imagen trucada de un avión, como se detalla en uno de los expedientes fechados en Alcorcón, Madrid, el 19 de marzo de 1978. O, un globo sonda, como el caso que les tocó vivir a dos pilotos militares el 03 de Junio de 1967, cuando sobrevolaban la provincia de Badajoz.

El expediente de Defensa recoge la conversación entre los pilotos, en pleno vuelo, cuando repentinamente presencian un objeto en el firmamento para el que no logran encontrar una explicación.

“No es un avión lo que estamos viendo, es una cosa extraña. Está en la vertical misma. Ahora se ha convertido en un triángulo blanco. Está a 10.000 o 15.000 pies”, decía uno de ellos.

El informe, finalmente, se cerró con la conclusión de que se trataba de un globo sonda.

Sin embargo, el primer avistamiento desclasificado por Defensa data del 6 de agosto de 1962 y está recogido en el expediente 620806 junto a otros dos avistamientos más, sucedidos el 7 y 13 del mismo mes, en la localidad murciana de San Javier.

El Oficial de Vuelos de la B.A. de San Javier observaba a las 22.00 horas una potente luz sobre el Monte Cabezo, a unos 500 metros de altura, muy similar a los faros de aterrizaje que usan los aviones.

En un primer momento creyó que se trataba de un “lucero”. Pero, a los pocos minutos, la extraña luz iniciaba una rápida sucesión de movimientos laterales y verticales, “imposibles de realizar por aviones o helicópteros comunes”.

El fenómeno fue observado utilizando un teodolito, un instrumento topográfico de alta precisión para medir ángulos de distintos planos, y unos prismáticos, “sin que se pudiera apreciar una forma definida”.

30 minutos después, la luz casi se había perdido de vista. A pesar de lo limitado de los datos reflejados en el expediente, Defensa lo consideró como un “fenómeno no explicable”. Una categoría que conserva hasta hoy.

El primer avistamiento recogido en la capital española se produjo el 11 de diciembre de 1968. Ese día, dos testigos le notificaron al Jefe de Servicio del EMA, a las 20:05 horas y a las 20:30 horas, la presencia “de un objeto muy brillante, con cambios de intensidad luminosa”, al Suroeste de la capital.

La primera llamada procedía del barrio de las Avenidas y en ella se comunicaba que, a una altura de entre unos 40 y 50.000 pies, había un objeto muy brillante. La segunda de las llamadas, realizada 30 minutos después, provenía de la Plaza de Cristo Rey por parte de una señora de la que se desconoce su identidad y que aseguraba: “Hay un objeto muy brillante con destellos”.

El expediente 681211A se cierra sin una investigación porque “no se aprecian datos que introduzcan suficientes elementos de extrañeza en la observación como para descartar la hipótesis de que pudiera tratarse de un astro brillante (Venus)”. Y concluye: “Parece mucho más probable que se deba a la psicosis generalizada durante 1968 en torno a la aparición de OVNIS”.

El expediente 660402 es el primer caso del que se tiene constancia en territorio gallego. Ocurrió en Ferrol el 2 de abril de 1966, cuando a las 23:30 horas en la estación de radio de A Carreira, un cabo que se encontraba de guardia, un celador y dos marineros del pueblo “observan en el cielo un objeto muy voluminoso, de luz opaca, que varía de forma cada cinco minutos aproximadamente”.

En base a los datos del expediente realizado por el capitán de corbeta y jefe de la estación radiotelegráfica, los testigos aseguran que “el objeto se encontraba situado a la izquierda de Monte Campelo”, con “un plazo de 45 minutos aparentemente de observación”.

El cabo logró realizar una fotografía del objeto, que se adjuntó en el informe acompañando un croquis, igualmente realizado por él, en el que se especificaban las distintas fases del objeto durante los 45 minutos que pudo ser observado.

El militar además describía su forma, su color azulado y la altura a la que estuvo situado: “Unos 200 metros sobre el suelo”. También se recoge el testimonio de un marinero que, desde la vecina Xubia, observó el mismo objeto situado sobre la estación de radio. En su caso sobre las 23.00 horas del mismo día.

Un caso, que el Ministerio de Defensa aún no ha logrado explicar.

Pero, la Comunidad que más avistamientos ha tenido, con diferencia, es Canarias. Con por lo menos 10 expedientes desclasificados. Uno de los casos con mayor documentación es el expediente 741124.

El 24 de noviembre de 1974, un “observador”, mientras circulaba por la carretera norte de la isla de Gran Canaria junto a su familia, logró divisar un punto luminoso blanquecino que dejaba a su paso una corta estela luminosa.

Con una velocidad “muy elevada” y una altura relativamente baja, “entre 3.000 y 4.000 pies”, el testigo declaró que al ir conduciendo sólo pudo observarlo apenas unos segundos, “pero su hija lo había apreciado con anterioridad y corroboró en todo lo visto por el declarante”.

15 minutos más tarde de ese primer avistamiento, a las 19:45 horas, el vuelo IB-098 despegaba de Tenerife con destino Las Palmas. Poco después del despegue, su tripulación veía como una luz muy potente se aproximaba hacia ellos.

El capitán procedió a comunicarlo de inmediato a la torre de control, recibiendo con enorme sorpresa la notificación de no tener ningún tráfico frente a su aeronave. Y, como es usual en estos casos, el piloto procedió entonces a pedir la confirmación del radar, poniéndose en contacto con el Escuadrón de Vigilancia Aérea, cuya respuesta también fue negativa.

En el informe emitido por el Juez se describe que a las 20:20 horas, “en el radial 020º y 35 NM de estación”, se detectó un eco al que se le calculó una velocidad de 500 kilómetros. En tres declaraciones, sobre lo que parece ser el mismo avistamiento, dos de ellas manifestaron que vieron una luz blanca muy brillante, con fluctuaciones, de tamaño mayor al de una estrella “de 1ª magnitud, y sin emisión de ruidos”.

La conclusión de la declaración de los tres observadores asegura que “la recopilación de los diferentes avistamientos conceden una innegable importancia a los sucesos acaecidos durante esa noche en los cielos del Archipiélago Canario”. Y, concluye: “Presentan un caso realmente importante y difícilmente explicable”.

Pero, ¿realmente son estos todos los casos OVNI reportados en España? Investigadores, como J.J. Benítez, ¿no habían difundido más expedientes en su momento?

Existen casos, como el de Aznalcollar de 1974, que J.J. Benítez había publicado en dos enlaces en su página web y que en el portal de la Biblioteca Digital del Ministerio de Defensa están debidamente unificados y editados. El espacio dedicado a los nombres de los testigos aparece en blanco, en lugar de los románticos manchurrones de tinta que se observan en el escaneado realizado para la web del investigador y escritor español y que, por cierto, aún se utilizan en los archivos del FBI y la CIA.

A falta de una revisión a fondo, parecen estar todos. Incluido el caso ocurrido en Villa Cisneros, de 1968, por aquel entonces aún Sahara Español.

Sin lugar a dudas, éste es un gran paso para el avance de la difusión y el acceso público a este tipo de documentación por parte de la ciudadanía general. Pero, en casi 20 años, no ha sido desclasificado nada nuevo.

El caso más reciente existente en el catálogo de Expedientes Ovni Desclasificados en España es el caso de Morón de 1995, que sucedió hace ya 21 años y las últimas incorporaciones de este tipo de expedientes a la Biblioteca del Cuartel General del Ejercito del Aire se produjeron entre 1997 y 1998.

Dicho de otra manera, aunque siempre se puede solicitar información al Ministerio del Aire de forma personal para investigaciones diversas, “oficialmente” no se ha desclasificado nada con relación al fenómeno Ovni desde hace ya 18 años.

A nadie se le escapa lo delicado que debes ser reconocer públicamente que un objeto extraño violara el espacio aéreo de un país, comprometiendo potencialmente su seguridad y llegando a alarmar incluso a cuerpos de seguridad del Estado.

No obstante, tras 18 años de espera, ¡quizás vaya siendo hora de que se realice alguna nueva desclasificación!

Aún así, alrededor de los fenómenos OVNI, recogidos por expedientes como estos, siempre ha existido un halo de “misterio”, alimentado principalmente por la ignorancia. Pero, también ha habido movimientos y sectas que han sabido a aprovecharse de este desconocimiento.

Tal, fue el caso de lo ocurrido en Estados Unidos con el grupo religioso “Heaven’s Gate” y el famoso caso Roswell. Fruto, más del espionaje, que de una supuesta visita extraterrestre.

Por ello, y a cuenta de la desclasificación y publicación por parte del Ministerio de Defensa de España, siempre viene bien recordar las palabras del sabio Santiago Ramón y Cajal:

 

“La afición a lo maravilloso posee todavía honda raigambre en el espíritu humano. Somos aún demasiado supersticiosos. Miles de años de fe ciega en lo sobrenatural parecen haber creado en el cerebro algo así como un ganglio religioso. Desaparecido casi enteramente en algunas personas, y caído en atrofia en otras, persiste pujante en las más”.

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