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NOTICIAS | ARQUEOLOGIA
Restos arqueológicos halladas por un equipo de arqueólogos e investigadores de la Universidad de Huelva
Restos arqueológicos halladas por un equipo de arqueólogos e investigadores de la Universidad de Huelva

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“Lo que me sorprendió mucho fue no ver allí nada que se pareciera a un puerto; no había muelle, ni siquiera algún desembarcadero; únicamente la limpia orilla del río y el casco de un barco de transporte que me dijeron llevaba pasajeros a Huelva, varado en la arena a causa de la bajamar”

Washington Irving nos describía así el puerto de Palos. Una impresión que podría ser la de cualquier visitante de Palos de la Frontera el día de hoy. Sin embargo, se remonta a 1828, año que el escritor y diplomático de los Estados Unidos eligió para conocer el lugar en que se gestó uno de los acontecimientos más importantes de la historia humana, el encuentro de dos mundos.

“Palos de la Frontera, sin dudas, ha disminuido en sus dimensiones, pero nunca debió de haber sido una gran población; si tenía almacenes en la playa han desaparecido”, agregaba el escritor.

Ya entonces, no había ni rastro del puerto del que partió Colón, en 1492. La enorme ensenada que llevaba las aguas del Tinto hasta el interior de la villa había retrocedido, de la misma forma que habría que retroceder en el tiempo, hasta mediados del siglo XV, para rememorar la prosperidad que hizo de esta vaguada todo un referente internacional.

Gracias a las fuentes documentales que aún se conservan, era conocido que el genovés, Cristóbal Colón, dio inicio aquí a la travesía que le llevaría al Nuevo Mundo. Pero, no sabíamos el lugar exacto de su partida. Hasta ahora.

En este lugar, trabaja estos días un equipo de la Universidad de Huelva, con el objetivo de sacar a la luz el yacimiento donde se localizaba este antiguo puerto, y que hasta hace aun pocos meses permanecía totalmente enterrado, bajo un cerro, por el paso de los años y el olvido.

“El descubrimiento de América fue un gran mazazo para Palos, a pesar de lo que se pueda creer”, explica el director del proyecto Juan M. Campos. La demografía de Palos se desploma y en dos decenios pierde el 43% de su población. Los grandes armadores, artesanos y marineros palermos emigraron a América, atraídos por sus riquezas y a Sevilla, donde se instala la Casa de la Contratación y el negocio con las Indias.

Sin marineros, como los hermanos Pinzón, oriundos de Palos, es probable que la historia que hoy conocemos fuese muy distinta. La cultura marítima y el conocimiento técnico de los palermos eran sobresalientes. La gran capacidad para la lectura de vientos y corrientes, así como la interpretación cartográfica, explica el temor que Colón sentía a que alguno pudiera copiar sus mapas.

De hecho, la segunda expedición colombina ya sale de Cádiz. A partir de entonces, la ensenada se va cubriendo poco a poco de sedimentos hasta que se pierde por completo: una fotografía que en nada se parece a la imagen de esplendor que muestran los nuevos hallazgos.

Las Ordenanzas Municipales de la época hablan de un puerto, una alota y un forno, que al final ha resultado ser un alfar, es decir, un conjunto de hornos. “Estamos ante un complejo industrial único en España” por su cantidad, variedad y grado de conservación, indica la arqueóloga Lucía Fernández, mientras nos descubre pieza a pieza el resultado de las excavaciones.

Otra circunstancia que llama la atención a los historiadores es la existencia de hornos de alimentos, donde se hacía pan o se cocinaban animales. El arrendatario de la alota, el edificio central del puerto donde se localizaban el bodegón, la fonda y el almacén, estaba obligado a tener siempre alimentos frescos y pan para los marineros y mercaderes, que hasta principios del siglo XVI llegaban a Palos desde Inglaterra, Francia, Italia, los Países Bajos y otros puertos hispanos. La alota también servía de aduana y recaudaba los tributos señoriales.

“El término alotar viene de subastar pescado”, cuenta Juan M. Campos. “Habría un trasiego enorme. Los historiadores calculan que no habría nunca menos de 100 personas en su interior y alrededores”, siendo la estancia donde se han recogido más objetos personales como monedas y fragmentos de pulseras.

El terreno del alfar excavado alcanza los 800 metros cuadrados, aunque podría ser mayor, y el de la alota se estima en unos 600 entre las tres estancias que lo componen. Falta el astillero, del que no queda huella ya que las características del terreno, que se enfanga con intensidad con las lluvias, no han permitido encontrar de momento restos de madera.

Frente a ello, siempre ha permanecido visible el símbolo colombino más conocido: la Fontanilla, que abasteció de agua a las naves del descubrimiento antes de su partida.

Dos son las novedades más relevantes de este estudio, que Juan M. Campos inició en los años 90 y que ha podido ser retomado hoy con el apoyo del Ayuntamiento de Palos.

Una, que la dimensión de la ensenada permitía el acceso de las naves al interior del puerto. Una carabela necesitaba tres metros de calado y la ensenada en época colombina tendría entre seis y ocho metros. “Por eso era tan importante, un puerto natural al abrigo de los vientos y las corrientes dominantes, y de gran rentabilidad” asegura el director.

La otra, sería el horno, que en realidad, son nueve hornos como mínimo.

Las fuentes del Archivo General de Simancas confirman que Palos contó con una de las flotas más numerosas, unas 50 carabelas y otras embarcaciones menores. Tenían patente de corso, autorización para arremeter contra barcos o poblaciones enemigas, y destacaron por ser la entrada de esclavos y mercancías traídos de las aventuras corsarias, con incursiones a Guinea, hasta la paz de Alcaçovas en 1479.

Pero todo ello explica también la gran dependencia económica que propició más tarde la caída de Palos, la cual no se recuperará hasta el siglo XX. Las palabras del historiador, J. L. Gonzálvez Escobar, resumen bien la situación: “Ser los primeros en llegar a América apenas había traído más beneficio que la gloria”.

Carmelo Romero ha argumentado dos razones para promover este “ambicioso” proyecto. Por un lado, la satisfacción del pueblo de Palos y, por otro, el impacto que puede tener como reclamo turístico. “Estamos ante una noticia de especial interés histórico y científico, que trasciende lo meramente local”, ha enfatizado el alcalde, por lo que ha pedido “implicación” de todas las administraciones.

En la presentación de los hallazgos, el alcalde de Palos, Carmelo Romero, ha recordado su objetivo de recuperar el puerto de Palos y ha asegurado que pondrá todo su empeño en consumar esta gran “verdad histórica”, insistiendo en que su intención es pasar de la reconstrucción virtual a la real. Aunque reconoce que es “un proyecto delicado para el que hay que sumar voluntades”.

Actualizado el 03 de agosto de 2016
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