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NOTICIAS | ARQUEOLOGIA
Steve describe: “Se estima que las esferas pueden datarse en aproximadamente unos 2.800 millones de años
Se estima que las esferas pueden datarse en aproximadamente unos 2.800 millones de años

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Una cuadrilla de mineros sudafricanos, que se hallaban trabajando sobre unos estratos de la era precámbrica cerca de la ciudad de Ottosdal, empezaron a encontrarse con unas extrañas bolitas metálicas que, sorprendentemente, no debían estar allí.

Llegaron a encontrar más de 200 de estas pequeñas esferas, compuestas de un material llamado pirita, con unas medidas que iban desde los 2 y hasta los 10 centímetros de diámetro, con unas líneas o surcos perfectos en su ecuador, grabados sobre su superficie, y que los científicos más escépticos no dudaron en atribuir a una formación de tipo natural.

Lo sorprendente, es que por la edad de los estratos en que fueron halladas las esferas, se estima que las mismas pueden datarse en aproximadamente unos 2.800 millones de años.

No se dispone de información sobre el año en el que dichas esferas fueron descubiertas. Las primeras noticias se remontan al año de 1982, en la revista Weekly World News. Publicación que, de entrada, signó el estudio de estos objetos con la marca del descrédito, dada su tendencia a publicar artículos exagerados o falsos directamente.

La primera noticia oficial fue dada por el curador y conservador del Museo de Klerksdorp, Rolfe Marx, que escribió sobre las esferas en un artículo del 12 de Septiembre de 1984.

“Han sido descubiertas en una mina cercana al pueblo de Ottosdal, en el oeste de Transvaal, en un depósito de un mineral muy blando, la pirofilita, que está formado por sedimentos de más de 2.8 millones de años, pertenecientes a la era precámbrica”, escribía Marx.

“Los objetos parecen artificiales, pero el estrato de roca en el que fueron encontradas corresponde a una era en la que no existía ninguna forma de vida inteligente conocida. Jamás he visto nada semejante”, agregaba.

Resta decir que, la singularidad del aspecto exterior de esas esferas, induce a pensar en un origen positivamente artificial para los ejemplares que actualmente se exhiben en dicho museo de Sudáfrica. Las mismas, presentan una forma esférica y pulida, con una línea recta rodeando el diámetro mayor, frecuentemente acompañada de dos paralelas distribuidas hacia un lado y hacia el otro de la línea central.

Debido a la aparente contrariedad, entre la datación de la capa geológica en las que fueron halladas y el presunto origen moderno de las mismas, muchos especialistas opinan que las esferas pertenecieron a una civilización de tecnología avanzada, extinta hace millones de años, cuando la roca que las contenía comenzó a solidificarse.

Los detractores de dicha teoría se inclinan a pensar que las piedras son el producto de nódulos de pirita y goethita de origen metamórfico. No obstante, el tallado de las líneas carece de un argumento sostenible. Tanto por su caprichoso aspecto, como por la dureza del material con que tendrían que haber sido talladas.

Siendo imposible el efectuarles la prueba del carbono, se mantiene la datación inicial de 2.800 millones de años, el mismo de la zona geológica de pirofilita en la que se hallaron. Aunque, los sucesivos descubrimientos en el campo de la geología sobre la sedimentación han trasladado la datación inicial a una fecha muy posterior, no obstante, siempre demasiada antigua para esclarecer su edad.

Según otros investigadores, la documentación sobre las esferas habría sido analizada por la Universidad de Potchefstroom, en Johannesburgo, por un equipo de la cátedra de Geología, que habría deducido que se trata de Limonita, que puede formar nódulos también aislados y en rarísimos casos hasta líneas como las presentes en las esferas.

Tanto Rolfe Marx, como Richard Thompson, ambos, subrayan una inexactitud en el análisis hecho por dicha universidad: Si se tratara de Limonita, su dureza debería estar entre el 4° y el 5° grado de la Escala de Mohs, nivel que caracteriza dicho mineral. Sin embargo, en el caso de las esferas, Rolfe Marx afirma que “no ha sido posible incidirlas con una punta de acero”.

Actualmente, los investigadores Michael Cremo y Richard Thompson han reabierto este caso, realizando un estudio más profundo de estas curiosas esferas. Las conclusiones a las que han llegado son sorprendentes, y se recogen en su obra “Arqueología prohibida”.

Afirman que las esferas de Klerksdorp no pueden ser de origen natural, ya que su exterior está formado por una aleación de acero y níquel de mucha dureza, imposible de encontrar en la naturaleza. Lo cual, demostraría que fueron fabricados por entes inteligentes, hace millones de años.

Llama la atención que su interior esté hueco. Algunas de las esferas han sido seccionadas por los investigadores y se ha descubierto que albergan en su interior un material esponjoso que, al entrar en contacto con el oxígeno del aire, se desvanece rápidamente.

Estas piedras pueden dividirse en dos clases: Las primeras, son de un metal sólido de color azulado con manchas blancas. Y, las segundas, son huecas y repletas de un material esponjoso blanco.

Según Roelf Marx, curador del museo dónde están expuestas, una de las esferas empezó a dar vueltas sobre sí misma, estando dentro de una vitrina de cristal sin vibraciones externas. Este misterioso suceso fascinó a más de uno y, a raíz de esto, se han realizado más experimentos para tratar de explicar tales reacciones.

Así, estas esferas, que ruedan alrededor de su axis, llamaron la atención de John Hund, muy profundamente. Un experto de Pietersburg, que halló uno de estos extraños objetos en la mina de Gestoptesfontein, cerca de Ottosdal.

Tras percatarse del perfecto balance de las esferas, las llevó a examinar al Instituto Espacial de la Universidad de California, y el resultado del análisis fue sorprendente: “El equilibrio es tan perfecto que excede nuestras actuales tecnologías de medición”. Tanto, que un investigador de la NASA le comunicó a Hund que: “El único modo para crear un objeto similar, si existiese la tecnología, sería bajo gravedad cero”.

Actualmente, sólo está expuesta al público una pequeña muestra de las mismas. Se desconoce el paradero del resto de las piezas y, las autoridades del citado museo, creen que la esfera que sirvió de reclamo para dar a conocer el hallazgo en un primer momento, fue robada debido a sus presuntas cualidades mágicas.

Sólo un hecho resulta indiscutible ante la gran escasez de datos existentes: Las esferas de Klerksdorp son el primer y quizás único caso en el que, curiosamente, la comunidad científica internacional ha afirmado que la naturaleza ha generado formas perfectas.

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