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Redaccion | Septiembre 23, 2014
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Han sido representados en el cine, en la literatura y en los videojuegos. E, incluso, han hecho apariciones en las historietas y los dibujos animados, como el singular caso de la teleserie “Gárgolas” de Disney (1994). Una de las últimas cintas que se recuerdan por hacer alusión a los mismos, es “Ángeles y Demonios” (2009), que se basa en la novela homónima escrita por Dan Brown.
Hasta ahora, todo es ciencia ficción pura, un excelente material para la creación de buenos libros o malas historias Hollywoodenses. Aunque hay un punto de partida real para este mito, pues existió una antigua orden que vio la luz el 1 de mayo de 1776, en la región de Baviera, en Alemania, y que acabo siendo una hermandad con unos fines un tanto quiméricos.
Nos referimos a los Perfectibilistas o Perfeccionistas, fundados por el judío Adam Weishaupt, un profesor de derecho eclesiástico y filosofía de la Universidad de Ingolstadt, que pese a haberse forjado bajo el ala de los jesuitas, buscaba generar un grupo docto ajeno a todo tipo de creencias religiosas, y que pudiese llegar a un nivel de perfección superior, gracias a la iluminación racional.
Los objetivos de este grupo, que adoptó como símbolo representativo al “Mochuelo de Minerva”, apuntaban a temas como la abolición de la monarquía, de las clases sociales, del concepto de la familia tradicional y de los derechos de herencia, así como a la destrucción total de los conceptos de patriotismo y de nacionalismo, a fin de sustituirlos por una gobernanza mundial unica.
Ligada a la masonería, y que además buscaba establecer el ateísmo de forma oficial y acabar con todo tipo de religión, fue refundada en 1778 por un alumno de Weishaupt que la rebautizó como la “Illuminatenorden” (Orden de los Illuminati).
Según las cartas de Weishaupt, la idea nació tras la necesidad de cultivar las mentes más prometedoras de la época, a sus alumnos más brillantes, que estaban siendo reclutados por otras órdenes de corte religioso y por logias dedicadas a la alquimia.
Los Illuminati tuvieron un breve periodo de apogeo y se hicieron muy conocidos como presuntos conspiradores, por lo que además fueron sospechosos de realizar una serie de asesinatos para desestabilizar el sistema existente. Esto, sumado a los conflictos internos tras el crecimiento de la orden, terminó por llamar la atención de las autoridades Bávaras, que entre 1874 y 1890 lanzaron prohibiciones contra los Illuminati y además contra los Francmasones, que los declararon traidores y terminaron por desarticular la orden.
De ahí en adelante parten los mitos y leyendas nacidos en la literatura y que, basados en la ficción, apuntan a que la orden continuó funcionando en secreto e incluso conspiró en grandes acontecimientos como La Revolución Francesa y que participó en la creación del movimiento feminista, entre muchos otros.
Asimismo, por estar ligada a la masonería se cree, sin fundamento alguno, que los próceres de Estados Unidos, que en su mayoría eran masones, formaron parte de la orden Illuminati en la nueva nación.
Es por ello que, erróneamente, se les asocia con el símbolo reverso del Gran Sello de los Estados Unidos, en el cual se ve el “Ojo de la Providencia” sobre una pirámide incompleta que marca los 13 estados iniciales del país y que tiene inscritas las frases “Aprobar las cosas que se han iniciado” y “Nuevo Orden de los Siglos”, en latín.
Si bien es cierto, que las historias actuales sobre Illuminati se basan en los Illuminati de Bavaria y toman parte de sus estructuras, como el hecho de que los miembros de la orden fuesen elegidos de entre las mentes más brillantes y de las clases más pudientes, para que pudieran intervenir en las esferas políticas, la mayoría de los datos sobre ellos se han deformado con los años y han adquirido un carácter netamente literario y fantástico, quedándose absolutamente en el mundo de las leyendas.
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