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Bajo una atmósfera neorrealista, el célebre director dió vida a algunos de los principales pasajes del Evangelio
Bajo una atmósfera neorrealista, el célebre director dió vida a algunos de los principales pasajes del Evangelio

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El filme fue estrenado en el año 1964 e ilustra la vida de Jesús de Nazaret, desde su nacimiento hasta su muerte en la cruz, que en este caso, sucede en la pedregosa ciudad italiana de Matera, en la región de Basilicata.

Bajo una atmósfera neorrealista, el célebre director da vida a algunos de los principales pasajes del Evangelio, usando como actores a habitantes de la región, creando una atmósfera sugestiva y muy espiritual, marcada decisivamente por el silencio.

Una de las copias de esta película de 16 milímetros y en blanco y negro se encuentra en las estanterías de la filmoteca vaticana, instituida el 16 de noviembre de 1959 por el papa y santo, Juan XXIII, con el objetivo de recoger y conservar todas las cintas, donadas por particulares, sobre la Iglesia y la historia del papado.

Al frente de esta ilustre institución se encuentra en la actualidad Claudia Di Giovanni, que señaló que el archivo, pese a ser “una pequeña realidad”, cuenta con alrededor de unos 8.000 títulos, entre los que hay verdaderos tesoros.

La directora del archivo explicó que el ejemplar de la Santa Sede se había cuarteado y que había perdido elasticidad a causa de los efectos del paso del tiempo, por lo que ahora están restaurándolo y digitalizándolo, con el fin último de que el mismo pueda ser utilizado por estudiosos e investigadores, una de las razones de ser de la Filmoteca.

Para esta doctora, la película cuenta con “un valor religioso fundamental” y situó el origen de las críticas en el hecho de que “cada persona tenga una imagen propia de Cristo”.

“Quizá no estamos acostumbrados a estas imágenes tan silenciosas, ya que en definitiva es un filme sobre el silencio, sobre el sufrimiento y sobre la soledad”, argumentó.

Y es que ahora, esta cinta ha pasado de suscitar controversias a recibir los halagos de la Iglesia del siglo XXI, concretamente del director de “L’Osservatore Romano”, Giovanni Maria Vian, quien la ha calificado como “una de las películas más bellas jamás rodada sobre la vida de Jesús”.

Pasolini, en una carta a su amigo Alfredo Bini, explicaba las razones por las que, siendo agnóstico y marxista, había optado por realizar una película sobre la vida de Cristo, al que consideraba representante de una “belleza moral en estado puro”.

El autor alegaba que su decisión se produjo tras leer el Evangelio del apóstol, que le hizo obsesionarse con “la humanidad de Jesús y su fuerza interior” y con su “falta de temor al escándalo”, este último, un concepto muy presente en la biografía del cineasta.

La clave de la producción reside en la figura de Cristo, encarnado por Enrique Irazoqui, un militante antifranquista español que, a pesar de negarse rotundamente en un principio, aceptó la propuesta de Pasolini.

El hecho de que Irazoqui rechazara a priori su participación, convenció aún más al autor de la idoneidad del joven catalán, porque de ese modo podría contar con un Jesús que, en la realidad, era “Cristo en contra de su voluntad”.

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