NOTICIAS | FARANDULA
“Hay gente que piensa que se me puede insultar o despreciar como si yo no fuese un ser humano”, comentó la modelo
“Hay gente que piensa que se me puede insultar o despreciar como si yo no fuese un ser humano”, comentó la modelo

Oferta Especial

Sigilosa, casi desapercibida, entra en el estudio londinense, sin maquillaje, camiseta y vaqueros. Lo contrario a lo que se espera de una gran artista de burlesque. “Prefiero el aspecto natural”, asegura Carmen Carrera.

Puede que su meta sea lograr una apariencia de lo más corriente, pero su extraordinaria trayectoria delata que no es del montón.

Hace dos años, mientras participaba en el reality “Ru Paul’s Drag Race”, comenzó su transición de género frente a las cámaras de televisión. De manera paralela, documentó todo el proceso en su cuenta de YouTube.

El público fue testigo de cómo aquel chico, Christopher Roman, tal como era su nombre original, empezaba a transformarse ante sus ojos, y se iba convirtiendo en aquello que siempre se había sentido: una mujer.

“La dinámica del show me impidió estar al lado de mi familia, pero las redes sociales me dieron el cariño que necesitaba”, afirma.

Junto a la modelo Lea T, la soldado Chelsea Manning, Laverne Cox o la maniquí Geena Rocero, es uno de los referentes de la comunidad trans contemporánea.

“Nuestro colectivo sigue siendo el más discriminado”, sentencia. “Hay gente que piensa que se me puede insultar o despreciar como si yo no fuese un ser humano”. “La culpa es de la falta total de información y de programas de televisión como el de Jerry Springer, un talk show bastante sensacionalista, que presenta una imagen realmente distorsionada de los transexuales”, reivindica.

No está dispuesta a que la encasillen por lo biológico, y cree que la cirugía de reasignación sexual no es algo esencial para sentirse o no mujer. De hecho, prefiere no confirmar si se ha sometido a ella.

Frente a las cámaras, Carrera posa elegante, como una maniquí de los años 60. No es de extrañar que la moda haya llamado a su puerta. Ha sido fichada por la agencia Elite y su debut en un editorial de la revista W la puso en contacto con algunos de los profesionales más reputados del sector: Miuccia Prada le confeccionó diseños a medida y el enigmático fotógrafo Steven Meisel firmó las imágenes.

En el poco tiempo que lleva trabajando como modelo ha vivido experiencias de todo tipo. Algunas no muy buenas. “Hay gente que no ha sido amable conmigo, pero he de aprender a ser más dura”, dice.

Otras, en cambio, le han permitido forjar buenas amistades. Entre ellas, la de Olivier Rousteing, diseñador de Balmain. “Tiene mi corazón. ¡Si no le gustasen los chicos, intentaría algo con él!”, bromea. Y otras, sorprendentes: en 2013 una petición popular en la web change.org recopiló más de 40.000 firmas para que Carrera fuera la primera trans en aparecer en el desfile de Victoria’s Secret. “He hablado con la firma, aunque no lo confirme públicamente. Iré al casting”, corrobora.

Una nueva vida. De madre peruana y padre puertorriqueño, Carrera creció en el seno de una familia católica de Nueva Jersey. Su padre murió de complicaciones del virus VIH, lo que la ha empujado a implicarse en la lucha contra el sida. Desde pequeña supo que era una mujer, pero lo mantuvo en secreto hasta la mayoría de edad.

Su primer contacto con la comunidad homosexual, bisexual y transgénero/transexual vino mientras sacaba fotos de Drag Queens en clubes de Manhattan. Fascinada con las divas que inmortalizaba, le picó el gusanillo del escenario. Al poco tiempo cantaba temas de Toni Braxton con ropa interior cuajada de pedrería. “Me gustaba mi aspecto mientras actuaba, pero luego me quitaba la peluca y deseaba que fuera real”.

Eligió llamarse Carmen, como su madre, y de apellido, Carrera, en honor a Ángela Carrera, la primera drag que conoció y admiró. “Quería parecerme a las mujeres de mi familia, a la que estoy muy unida”, dice. Así que decidió medicarse para transformar su físico: “No tuve que someterme a mucha cirugía para cambiar, ya que el cuerpo comenzó a moldearse gracias a la dosis de hormonas. Lo que demuestra que hombres y mujeres no somos tan distintos”.

Durante la sesión de fotos, su entregado marido, Adrian, le trae café con leche y sujeta pacientemente un espejo para que Carmen pueda pulir sus poses. Empezaron a salir hace siete años y se casaron antes de que ella iniciara su transición. Los cambios en la vida de Carmen les llevaron a separarse hace un año. Pero acaban de recuperar su relación y quieren dar un hermanito a la hija de 10 años que tiene él.

“Quiero ver mundo y luego enseñarles todo a mis hijos”, dice entusiasmada. Por el camino tiene otro reto: “El siguiente paso es desarrollar mi personalidad. Antes sentía la presión de ser un chico y tener que comportarme como tal. Pero por fin puedo ser una mujer y he de aprender a llevarlo con naturalidad”.

This Is A Developing Story
ESPECIALES