NOTICIAS | FARANDULA
Por sus “meet and greet”, Beyoncé ha pasado de cobrar 300 euros en 2003 a pedir más de 1200 en la actualidad
Por sus “meet and greet”, Beyoncé ha pasado de cobrar 300 euros en 2003 a pedir más de 1200 en la actualidad

Oferta Especial

¿Pagaría usted unos 250 euros por la posibilidad de sacarse una foto con su estrella favorita? Avril Lavigne, por ejemplo. Si su respuesta es un “sí”, rotundo, entonces usted podría ser parte de una serie de imágenes que hace pocos días se hacían públicas y que fueron tomadas durante la última gira de la cantante canadiense.

En las mismas, unos “desubicados” fans posaban junto a la autora de “Hello Kitty” tras abonar la cantidad antes mencionada. Hasta aquí, nada irregular en la cada vez más popular y extendida moda del “meet and greet”, como se denominan estos breves encuentros con las estrellas antes o después de sus conciertos. Una fuente de ingresos extra a la que se acogen, sobre todo, los artistas que menos lo necesitan.

Lo curioso del asunto es la cara de Avril, la distancia que hay entre ella y los seguidores, un palo de hockey, mínimo, y las normas impuestas por la chica, que además de limitar el tiempo de exposición, prohíbe el contacto físico, acercarse en demasía o incluso mirarla a los ojos. En las imágenes luce una camiseta con el lema: “Todos somos estrellas”.

Este caso, ha vuelto a poner sobre la mesa el debate alrededor de los pases VIP y demás recursos a los que los músicos se están aferrando para recuperar los ingresos que se les van en cada escucha de Spotify, en cada descarga ilegal. Cada vez podemos estar mucho más cerca de nuestros artistas preferidos, porque les seguimos en Twitter y sabemos qué cenaron ayer y de qué color llevan hoy las braguitas.

Y, como estamos muy cerca de forma virtual, esperamos poder estarlo aún tambien de forma real. Entonces se impone el mundo real: no todos los músicos son iguales, no todos cobran lo mismo y, sobre todo, no todos se toman estos paripés de la misma manera.

Antes, para llegar al backstage, había que sobornar al segurata o colarse disfrazado de “camello”; ahora, sólo tienes que pagar. Algunos lo llaman “progreso”.

Es así, como Britney Spears solamente permite tres segundos de contacto, lo que ha irritado a algunos de los fans que han llegado a pagar hasta 500 euros por una experiencia tan breve.

Por su parte, Madonna, ofreció durante su última visita a Hyde Park, un único tique de “meet and greet” por el módico precio de 1.300 libras y la posibilidad de una foto. Otros que tampoco lo ponen fácil a sus fans son los JLS, célebres por lo elusivos de sus encuentros, hasta el punto, que una madre airada les denunció porque, tras abonar 400 euros para que su hija de nueve años posara junto a sus ídolos, estos estuvieron tan poco rato poniendo cara de foto que la imagen salió movida y al favorito de la nena sólo se le veía media oreja.

Pero, todo esto, no es nada comparado con el pack que ofrece Bon Jovi. Por 2.000 euros, conceden acceso al backstage y al merchandising de lujo. Pero niegan la posibilidad de sacarse una foto con ellos. Como compensación, permiten que los fans retraten sus guitarras y amplificadores. ¿Habrá que darle las gracias?

Aunque no lo parezca, no todos los “meet and greet” son experiencias tan desagradables y frustrantes. Katy Perry, por ejemplo, incluye en el pack la posibilidad de aparcar el coche de forma gratuita, ni zona azul ni nada, si has pagado por una entrada VIP con posibilidad de oler a la autora de “Hot n’cold”.

Rihanna, si permite el contacto físico. Hasta el punto,  que se la ha visto en alguno de estos encuentros sopesando los pechos de alguna de sus fans o comprobando la profundidad de la cavidad nasal de varios de sus seguidores. Justin Bieber también es de los que permite el contacto físico y una mínima interacción con el que ha desembolsado una media de 400 euros por acercarse al joven.

Como todos los actos contra natura que la industria musical promueve, para no acabar con la relevancia social de la alfarería, el universo “meet and greet” propone una lógica comercial que es casi siempre profundamente ilógica. A saber, Jessie J, la mujer peor vestida del mundo, tiende a agotar todos sus pases VIP. Los tiques salen a la venta por unos 250 euros y en eBay alcanzan hasta los 600.

Beyoncé, por ejemplo, ha provocado una inflación en sus “meet and greet”, tan grande, que ni la de Argentina la sobrepasa. Ha pasado de cobrar 300 euros en 2003 a pedir más de 1.200 en la actualidad. También está la fluctuación del precio del encuentro según la ciudad. Donde es más caro pasar tres segundos con Britney Spears es en Jacksonville, Florida, unos 700 pavos. Cheryl Cole cobra cinco libras más en Londres que en cualquier otra ciudad y Justin Bieber pide a sus fans de Minneapolis nada más y nada menos que 2.900 euros por olerle el aliento. En Los Angeles, lo mismo cuesta 800 euros menos.

En una gira de 50 conciertos, se calcula que el artista puede llegar a levantarse 600.000 euros gracias este tipo de packs. Bueno, Michael Bolton no tanto. El pobre, ostenta el honor de tener el encuentro más barato, 150 euros.

El “meet and greet” está aquí para recordarnos que quienes más sufren la crisis de la industria del disco, al final, son los verdaderos fans, los que acampaban dos días antes del concierto para entrar corriendo al estadio y coger un sitio en la primera fila. Pero, al llegar allí, se dan cuenta de que las diez primeras filas están reservadas para un puñado de ricos que han abonado una cantidad, casi siempre pornográfica, por sentirse exclusivos.

Menos mal que más tarde llegará Avril Lavigne para recordarles que, por mucha pasta que tengan, ¡jamás serán tan “cool” como ella!

This Is A Developing Story
ESPECIALES