NOTICIAS | CULTURA
Paco de Lucía, durante un concierto en el Teatro Real de Madrid, en 2010. Un escenario que siempre se rindió a su arte
Paco de Lucía, durante un concierto en el Teatro Real de Madrid, en 2010. Un escenario que siempre se rindió a su arte

Oferta Especial

Enmudeció el pellizco genial de la guitarra del gran Paco de Lucía. El intérprete flamenco ha muerto en México a la edad de 66 años, según confirman fuentes de su entorno y del Ayuntamiento de Algeciras, su ciudad natal y a cuyo perfil portuario estará para siempre asociado su inimitable sonido.

De Lucía se encontraba jugando con su hijo más pequeño en una playa de Cancún, en donde poseía una casa, cuando se ha sentido súbitamente indispuesto, según un amigo íntimo del músico, Victoriano Mera.

El artista, ha fallecido de camino al hospital. Las primeras informaciones apuntan a que el guitarrista, que fue galardonado con el premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2004, ha fallecido a causa de un infarto.

El músico vivía desde hace años en Palma de Mallorca, tras su paso por diversos lugares como la Península del Yucatán o Toledo, donde se dejaba ver, aunque bastante poco, con una mescolanza irresistible de bonhomía y reclusión. En los últimos tiempos fijó su residencia en Cuba.

Los que lo trataron en Mallorca lo recuerdan con una cierta alergia hacia la guitarra, que dejó de tocar durante un tiempo, con ganas de compartir ratos con gentes sencillas, alejado de los cenáculos artísticos e intelectuales y dedicado a sus dos hijos de corta edad.

Esta era la forma en la que Francisco Sánchez Gómez, su nombre real, huía de su propia leyenda. Un mito gigantesco que también obtuvo su recompensa comercial; en 1973, su celebérrima rumba “Entre dos aguas” lo aupó a lo más alto de las listas de éxitos, con la conjura propia de las casualidades. La composición fue la última en entrar en el repertorio de aquel disco que acabaría invadiendo millones de hogares alrededor de todo el mundo.

Paco de Lucía es el flamenco y el flamenco es Paco de Lucía. Componen un tándem inseparable que siempre ha estado en continua renovación. El arte se ha popularizado en todo el mundo gracias a la revolucionaria guitarra del algecireño y a su prestigioso ritmo y éste ha conseguido ser su referente mundial indiscutible con su guitarra entre las manos.

Sus primeros discos los grabó con Camarón de la Isla, con el que formó una de las parejas más míticas del flamenco más puro y con quien después fusionaría el arte con ritmos de música rock, pop jazz, lo que contribuyó a su popularización, a que diera el salto de los tablaos a los grandes recintos y a atraer a los más jóvenes.

Tan sólo su asociación con Camarón de la Isla, la entente de dos amigos de infancia curtidos en los tablaos que en aquellos setenta andaba dando sus últimas bocanadas, le habría servido para ingresar en las enciclopedias de la música popular. Pero habría mucho más.

Sus primeros escarceos con el jazz, por los que fue acusado de bastardización del arte jondo, datan de finales de la década anterior, cuando colaboró, aunque sin figurar, en los discos de jazz flamenco del saxofonista navarro, Pedro Iturralde.

A mediados de los 70, fue dando forma a una banda irrepetible, nutrida con el talento de sus hermanos, Pepe de Lucía y Ramón de Algeciras, y los jóvenes Jorge Pardo, Carles Benavent y Rubem Dantas, con el que se introdujo el cajón peruano en la ecuación flamenca. La cristalización de la leyenda de aquella banda única se dio a principios de los 80, con los discos “Solo quiero caminar” (1981) y “Live... One Summer” Night (1984).

De los ochenta data también su asociación con dos titanes de la improvisación a las seis cuerdas: Al di Meola y John McLaughlin. Juntos giraron por todo el mundo asombrando a auditorios de todas las clases y tamaños con su contagioso virtuosismo.

Además de cruzar flamenco con jazz, De Lucía hizo lo propio con el blues, la música hindú, la salsa, la bossa nova o la música árabe. También contribuyó a difuminar las fronteras entre la música culta y la popular con históricos registros en el Teatro Real.

El maestro de Algeciras también pasará a la historia del flamenco por la incorporación del cajón, de procedencia afroperuana. Capaz de introducir percusión en este arte, el cajón llegó para quedarse y hoy se ha convertido en algo imprescindible en el flamenco contemporáneo.

Doctor honoris causa por la Universidad de Cádiz y el Berklee College of Music, el jurado de los Premios Príncipe de Asturias le reconoció su “honradez interpretativa” y su capacidad de trascender “fronteras y estilos” que le convirtieron en “un músico de dimensión universal”. “Todo cuanto puede expresarse con las seis cuerdas de la guitarra está en sus manos”, destacó el fallo.

El Ayuntamiento de Algeciras, que ha decretado tres días de luto oficial, está haciendo las gestiones, en contacto con la familia, para facilitar la posible repatriación del cadáver. Además, esta mañana, se han suspendido todos los actos municipales previstos para esta jornada en la localidad gaditana.

This Is A Developing Story
ESPECIALES