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NOTICIAS | SOCIEDAD
Nicolás Maduro declaró a la “Revolución Bolivariana” en estado de emergencia y pidió la activación de un plan “antigolpe”
Nicolás Maduro declaró a la “Revolución Bolivariana” en estado de emergencia y pidió la activación de un plan “antigolpe”

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“Si se diera ese escenario hipotético escenario, negado y transmutado, yo gobernaría con el pueblo y en unión cívico-militar” afirmó Maduro quien, al preguntársele sobre tal advertencia, no quiso dar más detalles acerca de en que consistiría esa “unión cívico-militar”.

De ganar la oposición las elecciones, “Venezuela entraría en una de las más turbias y conmovedoras etapas de su vida política y nosotros defenderíamos la Revolución. No la entregaríamos. Y, La misma, pasaría a una nueva etapa“, dijo Maduro.

“Quien tenga oídos, que entienda; el que tenga ojos, que vea bien clara la historia. La Revolución jamás va a ser entregada. Escúchenlo bien...”, reiteró el mandatario.

Las palabras, se suman a los mensajes lanzados al principio de esta semana, cuando Nicolás Maduro declaró “en emergencia” a la llamada “Revolución Bolivariana” y pidió la activación de un plan “antigolpe” que les garantice “la victoria electoral” en las elecciones del próximo 6 de diciembre.

En reacción a estas declaraciones, el secretario de la Unidad Democrática, Jesús “Chúo” Torrealba, le respondía: “Nicolás, usted no va a entregar nada. Es el pueblo el que le va a arrebatar el poder con los votos… Sí Maduro, su régimen va hacia una nueva fase…. la fase de la derrota”.

Sin embargo, analistas muy avezados, piensan que la Revolución ha llegado a un “punto de no retorno” en el cual, sus principales lideres, no dudarían en conducir a la otrora boyante y pacifica Venezuela a un proceso armado, con tal de mantener el poder que ostenta en la actualidad.

Una clase dirigente, según todos los informes, tan corrupta y mediocre que ha conducido, a la otrora prospera y rica nación sudamericana, a una de las crisis más graves de su historia

Paradójicamente, en un periodo, en que el país recibió los mayores ingresos que haya podido disfrutar jamás.

La “robolución”, como la han llamado quienes se oponen al régimen instaurado por el ya mítico Hugo Chávez, se ha encargado de crear una especie de “Círculos de Defensa” de la misma, a imagen y semejanza de los círculos existentes en Cuba, en los que sus miembros, además de prebendas y favores, reciben instrucción militar y han sido fuertemente armados.

Uno de los miembros de esos círculos, quien confiesa haber pasado a formar parte de los mismos por no tener más opciones hacia las cuales encaminar su vida, nos contaba durante una visita a Caracas, cómo les estaban aleccionando para un posible conflicto armado en defensa del proceso revolucionario del cual son parte, ante la amenaza del Imperialismo y los países aliados al Imperio.

En ese proceso de adoctrinamiento, aparte del sempiterno odio hacia la nación del Tío Sam, máximo representante del mismo, el odio hacia otros países de la región y sus gentes, constituye una de las partes más importantes del aleccionamiento. Cabe recordar, el cierre de fronteras con la vecina Colombia y las imágenes de odio y xenofobia por parte de los militares bolivarianos hacia la población originaria de esa nación, y que pudieron ser vistas en distintos medios de comunicación internacionales.

El hombre, chavista a la fuerza, y de quien obviamente resguardamos su identidad, se confiesa admirador del estilo de vida norteamericano. De hecho, añora los tiempos en que era común ver a oleadas de venezolanos desplazarse a Miami para hacer sus compras de fin de semana.

“Fue una época extraordinaria. Maravillosa. Éramos los “Ta' barato”. ¡Teníamos de todo! Ibas al supermercado y podías comprar todo lo que necesitabas o lo que te apeteciera, sin límites. Y, de vez en cuando, ibas a Miami a comprar las cosas que aún no habían llegado a Venezuela… ¡Sobre todo las pintas!”, recuerda entusiasmado.

“Ahora, gracias al circulo, puedo llevar cosas a mi casa… Algunos compañeros, hacen negocio con las cosas que nos dan para repartir o vender al pueblo. Se las llevan, y las revenden por fuera al doble o el triple del precio original”, afirma.

Se refiere a los conocidos “bachaqueros” que han surgido como una plaga por todo el país. Compran y revenden mercancía, originalmente destinada a las clases más desfavorecidas, con la complicidad de los funcionarios corruptos del régimen.

“A mi no me gusta hacerlo, pero tal y como están las “vainas”, no me va a quedar más remedio que hacerlo”, agrega.

“¡Claro que me gustaría un cambio!”, exclama al preguntarle por el tema. “Me gustaría volver a la Venezuela de mi juventud. En la que había trabajo para todo el mundo y podías ir por la calle sin miedo a que te mataran por unos zapatos… ¡Claro que si!”

Pero, ¿estaría dispuesto a defender el régimen en caso de que le llamen a un proceso armado en defensa de la Revolución?, le preguntamos.

“Y, ¿que más remedio me queda?”, se pregunta y exclama a la vez. “Si estamos metidos en esta mierda, es porque no hay otra cosa que hacer. No hay trabajo, hay que “rebuscarse”… el que no lo hace “pela la bola pendeja”. Por eso lo hacemos”, señala.

“Ahora, una guerra civil ya es una cosa muy seria… No sé yo si todos le “echarían bola”. Pero, seguro que nos obligarían. Como hicieron con los soldaditos del golpe de Chávez, que los mandaron a morir, defendiendo algo que no sabían de que se trataba”, comenta, con unos sentimientos claramente enfrentados.

“Al principio, hacían cosas buenas por el pueblo”, apunta un antiguo profesor de economía en una de las universidades privadas que aún sobreviven en el país. “Por ello, se canjearon la simpatía del mismo. Chávez, les “daba pan y circo”. Pero, con Maduro, las cosas ya no son las mismas…”

“En estos momentos, la “Revolución Bonita” ha dejado de serlo. El pueblo llano, que antes les apoyaba a ciegas, cuestiona de forma permanente a sus lideres y empiezan a ser conscientes de estar viviendo en medio de un régimen dictatorial”, explica el viejo catedrático.

“Por ello, los corruptos lideres que la encabezan, aterrados ante la posibilidad de perder el poder que sustentan, no dudarían en apuntar las armas en contra del pueblo que un día juraron defender”, afirma rotundo.

“El futuro de Venezuela es dramático, ¡Y está teñido de sangre!”, asegura.

“Las ratas, ¡ya están abandonando el barco!”, exclama, en una mezcla de repudio y esperanza.

De hecho, los primeros disidentes del régimen ya han empezado a aparecer. El caso del Fiscal que encausó el proceso contra el condenado líder opositor, Leopoldo López, no es el primero, ni el último, de los episodios de disidencia a los que de seguro asistiremos en los próximos meses.

Incluso, se rumorea de los presuntos contactos llevados a cabo por uno de sus principales lideres, tachado de narcotraficante, a fin de negociar su futura entrega a los Estados Unidos, a cambio de un trato de favor hacia él y sus familiares, de quienes se comenta ya no estarían viviendo en el país.

El antiguo militar, compañero de andanzas de Hugo Chávez, es hoy un prospero empresario, multimillonario.”Y el pueblo, se da cuenta de ello. Y está asqueado”, asegura el profesor.

“Igual, sucede con la hija de Chávez. Una damisela sin oficio ni beneficio a quien se le señala como la persona más rica del país. Que abusa del poder omnipresente de su fallecido padre para seguir exprimiendo beneficios de las arcas públicas. Incluso, ocupa aún la residencia presidencial, mientras que el títere de Nicolás Maduro tiene que vivir saltando de residencia en residencia, ante los temores de un magnicidio que nunca se produce”, comenta.

“Todo esto, el pueblo lo ve y lo comenta. Antes, estaban ciegamente dispuestos a luchar por la Revolución que les prometía un futuro mejor. Pero hoy, ante la evidencia de que ese futuro sólo ha llegado para los dirigentes del régimen y sus “jala bolas”, una cohorte de paupérrimos enchufados que ha destrozado a Venezuela por completo, la población está profundamente dividida”, explica.

“Y, esa división, aunada a la posibilidad realmente cierta de que el chavismo sea desplazado del poder mediante el voto, es el caldo de cultivo ideal para un conflicto de tipo civil, que lleve al enfrentamiento de hermanos contra hermanos”, afirma con contundencia el antiguo profesor, comunista de corazón y, que en un principio, también fue partidario de la que hoy considera una mal llamada “Revolución”.

El miembro del circulo chavista, asiste hoy a un decomiso de mercancía en el comercio de unos “turcos”, como les dicen de forma coloquial a las personas de origen árabe, tradicionalmente prósperos comerciantes, que aún hoy conviven con los “criollos” haciendo negocios.

No son funcionarios miliares ni policiales, pero van fuertemente armados. “Mi hermano, ¡eso no es nada!”, exclama al ver nuestra cara de sorpresa ante tal cantidad de armas. “Allá arriba, hay arsenales completos esperando a ser usados en contra del “enemigo” de la Revolución”, nos dice, señalando hacia uno de los cerros repletos de “ranchos” que rodean la ciudad.

Precisamente, en esos ranchos, como llaman aquí a las chabolas, residiría el apoyo con el que cuentan los líderes del proceso. “Gente sin presente y sin futuro, que a cambio de migajas son capaces de defender a muerte toda esta locura”, afirma un periodista en paro, que trabajaba como productor en una de las plantas de televisión cerradas por el gobierno.

“Yo, he estado allí. He convivido con ellos. Les han envenenado la sangre con odios clasistas que, aunque siempre existieron, han sido exacerbados por este régimen cruel y sanguinario que nos conduce directamente hacia una Guerra Civil”, asegura.

Vivir en Venezuela hoy, puede ser una mezcla extraña de placer y miedo. Si te imbuyes en la idiosincrasia del pueblo, seguramente “disfrutaras” viviendo en un país en el cual las cosas funcionan a un ritmo y de una forma totalmente opuesta a cómo se suele hacer, por ejemplo, en los países europeos

Un empresario de origen italiano nos comenta que no cambiaría a Venezuela por Italia. “¡Ni loco!”, exclama. Asegura que ha tratado de regresar a su patria en tres ocasiones y que las tres ocasiones ha tenido que regresarse.

“Aquí, siempre me he buscado la vida. Vivo bien y la gente me tiene consideración. En cambio, en Italia, por más dinero que haya llevado, siempre he sido una mierda”, comenta, totalmente convencido de que su futuro siempre será mejor en Venezuela que en su propio país.

“Yo viví la posguerra en Italia. Nos moríamos de hambre. Teníamos que emigrar a la fuerza. Este maravilloso país nos acogió y nos permitió crecer y vivir de una forma en la que jamás hubiéramos podido hacerlo en Europa”, asegura.

“Así que, yo si apuesto por Venezuela. Por que haya un cambio pacifico que nos devuelva a ese pasado de prosperidad y cordialidad que se vivió en las décadas de los sesenta y setenta. ¡Si se puede!”, afirma con ilusión en los ojos. Unos ojos que pudieron ver la mítica “Venezuela Saudita” del pasado.

“Tenemos todo para ser una de las naciones más prosperas del planeta”, asegura el antiguo profesor universitario. “Pero, en los próximos meses, nos jugamos que ello pueda llegar a ser una realidad o no. Por ello, las irresponsables palabras de Maduro son tan peligrosas”, afirma.

Queda poco más de un mes para saber si el futuro de Venezuela ha de encaminarse hacia esa situación de prosperidad y desarrollo económico y social tan anhelada por su población. O, si por el contrario, ha de caer inmerso en un proceso dictatorial ya inocultable. Oscuro, como todas las dictaduras y, si se quiere, mucho más opresivo y lleno de desigualdades.

Definitivamente, declaraciones como ésta, de Maduro y de algunos de sus principales líderes, no dan lugar a la esperanza.

 

Maduro: “La Revolución no va a ser entregada jamás”

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