USO DE COOKIES: Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia como usuario. Si continúa navegando, está dando su consentimientoal a la utilización de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies. Haga clic en el enlace para una mayor información.

TE PUEDE INTERESAR: ¡SATANAS ANDA SUELTO!
NOTICIAS | SOBRENATURAL
Debemos cortar el ciclo vicioso de nuestras conductas tóxicas en relación al dinero para poder cambiar nuestras vidas
Raimunda, como se llamaba la pequeña, fue muy posiblemente emparedada en el interior del propio palacio

Oferta Especial

En el antiguo palacete que alberga la actual Casa de América de Madrid, en plena Plaza de Cibeles, permanecen atrapados los supuestos fantasmas de los primeros marqueses de Linares. Así, como el de una pequeña niña, cuya triste historia sigue envuelta por un denso manto de misterio.

Una historia que ha sido abordada por los programas de misterio de radio y televisión en España, y que ha sido el motivo de un sin fin de investigaciones parasicológicas, llevadas a cabo en el interior de la célebre edificación.

El terror y la leyenda, se entremezclan en la historia que persigue al castizo Palacio de Linares y a sus muy ilustres dueños. Tanto, que extraños ruidos y sombras, psicofonías y hasta guardias de seguridad que debieron abandonar su trabajo debido al miedo, han sido elementos comunes en la historia del mismo por más de un siglo.

El drama, que dio origen a la extraña leyenda, comenzó cuando el hijo del marqués, José de Murga, confesó a su padre el amor que sentía por una humilde doncella, Raimunda Osorio, hija de una cigarrera del castizo barrio de Lavapiés.

Al oír su nombre, el marqués no pudo ocultar su sorpresa y, disconforme, envió a su primogénito de estudios a Londres, con el fin de hacerle olvidar aquel amor de juventud.

La razón del afán del aristócrata tenía que ver más con su propia relación con aquella chica, que con su hijo: “Había sido el fruto de la pasión que había sentido por su madre”. Por tanto, eran hermanos de sangre.

La distancia no logró borrar el amor de los jóvenes. Y, una vez acontecida la muerte del marqués, la pareja selló su amor, casándose en cuanto pudieron. Sin embargo, la desdicha iba a llegar pronto a sus vidas. El joven halló una carta de su padre, explicando la razón de su oposición a tal relación.

Conscientes de su incestuoso pecado, José y Raimunda, se dirigieron al papa Pío IX, quien finalmente les otorgó una bula papal, denominada “Casti convivere”. Es decir: Podían vivir juntos, pero debían mantener su unión casta.

Pero, ya era demasiado tarde. Habían engendrado a una hija, a la que habían bautizado con el mismo nombre de su madre.

Ante el escándalo que podría suponer que saliera a la luz el fruto de aquel incesto, la pareja decidió asesinar a la pequeña. Al parecer, la niña fue finalmente ahogada por sus padres y enterrada en el propio palacete. Aunque, hay quienes sostienen, que fue emparedada en vida entre los muros del rancio edificio.

Según los presuntos testigos de su presencia, su espíritu, todavía hoy continúa paseándose por los grandes salones del viejo palacio. Donde, en ocasiones, se le puede escuchar entonando antiguas canciones infantiles o, entre sollozos, llamando a sus padres.

This Is A Developing Story
ESPECIALES