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LA INQUIETANTE PROFECIA DE J.J. BENITEZ

El escritor registró en 2011 una profecía que vaticinaba la terrible pandemia que vivimos hoy: “Pero es sólo el ensayo general de algo, más terrible, que ha de venir…”

Tiempo de lectura: 6 minutos

El periodista y escritor J.J. Benítez, autor de la saga Caballo de Troya y unas sesenta publicaciones más, fue uno de los 168 españoles a bordo del "Costa Deliziosa", el crucero de lujo al que la pandemia del coronavirus dejó en tierra de nadie.

Embarcó a primeros de enero con su mujer en el crucero con la intención de dar la vuelta al mundo, visitando 5 continentes, 3 océanos y 39 países. Sin embargo, la terrible pandemia de coronavirus que aún padecemos, lo cambió todo.

El confinamiento obligado de medio mundo les sorprendió en Australia y estuvieron durante semanas sin poder pisar tierra firme hasta que, por fin, pudieron desembarcar en el puerto de Barcelona, el pasado 20 de abril.

J.J. Benítez cuenta la odisea en La gran catástrofe amarilla, el “diario de un hombre tranquilo” que, sin embargo, resulta inquietante. Según sostiene el autor, ya en 2011 tuvo constancia de que algo terrible iba a pasar en el año 2020.

“En 2020, la flecha será arrojada sobre la multitud. Y caerán ricos y pobres. Los muertos se contarán por cientos de miles”, decía la siniestra profecía que registró el 13 de septiembre de 2011 ante el notario José María Florit de Sevilla. Una terrible situación, que según la misma, se extendería hasta el año 2024.

Esta premonición, explica el célebre autor en esta entrevista concedida a Ay Va Magazine, es sólo la primera parte de una catástrofe mayor, que es la caída de una roca espacial que provocará la muerte de 1.200 millones de seres. “Esa es la clave de la información. Por eso digo que esto de la pandemia es sólo un ensayo previo, terrible, pero un ensayo general”.

En la entrevista el escritor habla de todo un poco, incluso de la muerte, por la que dice no sentir ningún miedo. “A mí solamente me dan miedo las mujeres y los ordenadores”, responde jocosamente cuando nuestro enviado trata de indagar si Benítez ha sentido miedo en alguna oportunidad.

“La muerte en sí misma no me da miedo, en todo caso la forma de morir. Creo saber lo que hay después, sé que seguiré vivo”, asegura el escritor, para luego reafirmarse en su respuesta: “Sé al 150% que hay algo después de la muerte”.

En La gran catástrofe amarilla, el autor plantea como ya en 2011 recibió una información que llegó a registrar ante notario, precisamente con ese nombre. “Si no recuerdo mal fue en septiembre. Me fui a un notario de Sevilla, el señor Florit, y le pedí simplemente que levantara acta de lo que le entregaba”.

Una documentación que podía presagiar o intuir lo que pasaría en 2020 y que, según J.J. Benítez, se habrá de extender hasta el año 2024. O más allá…“Para mí, lo más terrible no es lo que estamos viviendo ahora mismo, sino lo que se nos vendrá encima en breve”, acota el celebrado escritor español.

“Si es verdad, que eso hay que ponerlo siempre en cuarentena, un meteorito acabará con la vida de 1.200 millones de personas en 2027”, expone el escritor, que vuelve a recalcar: “Esa, es la clave de esta información. Por eso digo que, todo esto de la pandemia, no es más que un ensayo general de algo muchísimo más terrible que se nos viene encima".

¿No es contradictorio que usted diga que el coronavirus es un presagio de algo tan terrible y, al mismo tiempo, afirme que el mismo está creado en un laboratorio del ejército norteamericano?, le preguntamos.

“Yo no lo veo así. No es que sea contradictorio, simplemente son dos catástrofes, una después de otra”, responde. Y agrega: “El coronavirus, por la información que tengo, fue un virus creado artificialmente en un laboratorio militar, que posteriormente ha sido sembrado en todo el planeta".

"Lo que no es cierto, es que se eche la culpa de todo ello a los chinos. Digamos, que habría que mantener cada una de las posibilidades al 50%. Aunque yo me inclino más, en un 80%, a que ese laboratorio era norteamericano”, dice.

“Pero eso es tan sólo una tercera parte de lo que probablemente va a suceder y que, repito, ojalá sea un error, que es la llegada de un gran asteroide que impactará contra la Tierra”, insiste.

El escritor recibió, justo antes de embarcarse en el crucero, una carta en la que te advertían que el virus había sido creado en un laboratorio militar. Pero, ¿quién le envió esa misiva? “Las fuentes, no deben ser reveladas. Es la ley y la norma sagrada del periodista. A mí me llegó tal y como lo cuento en el libro: uno de los contactos que tengo en EEUU me hizo llegar la información por ese medio”, explica.

“Tras el crucero, me puse en contacto con esa persona y le inquerí si eso tenía credibilidad. Me dijo que era absoluta creible. Y no me extraña, no es la primera vez. Los malditos militares norteamericanos lo han llevado a la práctica muchas veces. El sida lleva 33 millones de muertos, y también fue creado en un laboratorio”, exclama el autor visiblemente acalorado.

¿La gripe española también salió de una base norteamericana?, le interrumpimos. ”Apareció en los EEUU, no era para nada española. Pero ahí no hubo una premeditación, no fue una creación artificial en un laboratorio, como por ejemplo lo fue la colza. Pero nadie habla ya de ese asunto. Lo de la colza no fue por el aceite, fueron unos tomates envenenados traídos exclusivamente de un fuerte norteamericano”, afirma categóricamente.

¿Por qué le dio tanta importancia y credibilidad a la documentación que registró en 2011 en Sevilla?, indaga el periodista. “En aquel momento, cuando recibo la información, las fuentes eran muy importantes y la información me pareció realmente terrible. Y, ante la posibilidad real de que luego nadie me creyera, la llevé de inmediato ante un notario”, explica.

Y, entre un virus supuestamente artificial y una invasión extraterrestre, ¿Qué le da más miedo?, repregunta el entrevistador. “Ya te he dicho que solo tengo miedo a las mujeres y a los ordenadores”, responde entre risas el autor, y agrega: “No creo que se produzca ninguna invasión de tipo extraterrestre en muchísimo tiempo, de haberse producido ya se habría registrado".

"Estas civilizaciones llevan aquí desde la noche de los tiempos. Antes, seguramente, de que existiera el ser humano”, apunta.

Y tras unos breves segundos, añade con rotundidad: “El virus no me da especial miedo, me dan más miedo los políticos, que son los que están desgraciando a la sociedad”.

Altamar siempre es un escenario propicio para estar abierto a sensaciones trascendentes. Acaso, ¿habrá recibido Benítez algún tipo de señal? “Es un escenario excelente, los cielos son magníficos. Yo no lo vi, pero hubo personas con las que estaba conversando que sí vieron un objeto que se precipitaba hacia el agua, desaparecía, y luego volvía a aparecer. Yo no lo vi porque estaba sentado de espaldas”, relata el autor.

“Para mí, sí fue una señal. ¿Por qué? Porque en ese momento estaban pasando cosas muy, muy graves en el mundo, y en aquel barco en particular. Y no me extraña que estuvieran al tanto de lo que allí estaba ocurriendo. Desde enero, que yo sepa, ha habido unos 40 avistamientos e imagino que, ellos, estarán pendientes de lo que está aconteciendo”, afirma henchido de fe.

Benítez ha colado dentro de su libro 13 errores, ¿con qué objetivo? “En su conjunto, en el libro hay una información bastante importante. Trascendental diría yo. Y, como sé que hay mucha gente que piensa de maneras muy diferentes y que puede llegarse a molestar o sentirse heridas. Por ello, he querido restar un poco de credibilidad al libro”, apunta.

“¿Cómo? Deslizando algunos errores que sean fácil de detectar y que no sean importantes, de segundo o tercer orden. ¿Para qué? Para que mucha gente se quede tranquila y que piensen que es un invento mío. Que no lo es, por supuesto”, explica.

Parecen los delirios de un visionario, sin embargo, J.J. Benítez lo argumenta bien. Sobre posibles críticas, reacciona con la tranquilidad que le caracteriza: “Tengo 74 años y en 2022 voy a cumplir 50 años en la investigación del fenómeno OVNI. Imagínate todo lo que ya me han dicho. Me han crucificado miles de veces y todo eso forma parte de la dinámica”.

"Sé que estoy haciendo mi trabajo de la manera más correcta. Sé que el fenómeno OVNI es real, absolutamente cierto, y eso es lo importante”, afirma con orgullo.

Para finalizar, el entrevistador enviado por Ay Va Magazine le pregunta si podría evitarse de alguna manera el final tan terrible que aventura en su libro. ¿Si podrían evitarse esos 1.200 millones de muertos? “Si es cierta la historia, lo cual está por verse, si fuera verdad, sí hay una forma de desviar ese meteorito con el armamento nuclear que hoy tenemos”, señala.

“en estos instantes, si no estoy mal informado, se superan las 60.000 bombas atómicas entre los dos bloques. Por supuesto que se puede hacer. En mi libro Gog, donde relato todo esto, hay una parte que es incluso más terrible, mucho más que la caída del propio asteroide, y es el comportamiento de determinados círculos políticos y militares que, sabedores de que eso puede ser verdad, no hacen nada para intentar destruirlo o desviarlo”, afirma.

“¿Por qué? Porque el que se quede, el que sobreviva, ¡será el amo del mundo!”, exclama inquieto, para luego agregar: “Ten en cuenta que la situación, si es cierta, va a crear un caos absoluto en el planeta. No va a funcionar nada, con un descenso terrible de temperaturas de hasta 15 y 20 grados bajo cero, con nueve años de oscuridad y, por tanto, adiós a la agricultura y adiós a la ganadería”.

“El que sobreviva, según ellos, sería la voz del mundo. Fíjate hasta dónde llega la maldad humana. Es algo inconcebible. Como decía Einstein, la estupidez y la maldad humana no tienen límites”, concluye contundentemente.